Capitulo 5

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Narra Anabella.

Juan se había puesto a cocinar, y yo para no molestar fui a dar una vuelta por ahí. En el primer lugar que terminé fue en el cuarto rojo. Empecé a mirar todo con mas detalle. Las veces que estuve, las cuales solo fueron cuatro, tres de ellas fui torturada y una vi todo a simple vista.

Me acerqué a la dichosa cajonera y abrí. ¿Pelotas de metal? ¿Que carajo será esto? Bueno, no importa. Abrí otro y había vib... Eso, de varios... De solo pensar me asquea. Cerré y abrí otro. Varios cinturones con tachas, algunos clavos con óxido y normales y otros simples.

— Ana...

Voltee a la puerta.

— Juan...

Se acerco y cerró el cajón.

— La última vez que estuviste aquí...

Se quedo en silencio.

— Lo se. Solo quería ver que usabas. Pues, siempre tapabas mis ojos. 

— Si -Sonrió- A veces me es molesto que me miren.

Sonreí como él.

— ¿Quieres...?

— Tal vez... Pero tengo hambre.

— Bueno, entonces ven. Ayudame a cocinar así hacemos mas rápido y comes.

Agarro mi cintura y me sacó del cuarto.

Después de las pizzas, que eran apenas comestibles, que hizo Juan, nos quedamos en silencio. Nos mirábamos mutuamente, sin pronunciar ninguna palabra, solo Eran miradas y pensamientos que rondaban en nuestras mentes.

— ¿Te dije que eres solo mía?

Habló después de un largo rato silencioso.

— Si -Sonreí- También que me querías dolorida. Y que eras el dueño de mi mundo.

Sonrió con malicia.

— ¿Que te parece si...?

— Primero... Quiero aprender algo que vi en instagram.

Me miro, todavía sonriendo.

— Dime.

— Jugar billar.

Subió una ceja.

— Ah, o sea que quieres que te meta el palo y las bolas.

Lo mire mal mientras él seguía con su sonrisa maliciosa y una ceja levantada.

— Ven, vamos.

Caminamos por un pasillo hasta llegar a un espacioso salón con algunas cosas de entretenimiento. Los dos caminamos a la mesa de billar.

— ¿Sabes jugar?

Note algo en su entrepierna, pero no dije nada. Prefería jugar.

— No... ¿Me enseñas?

Caminé a él. Me dio un palo para jugar y se puso detrás de mi, con una mano en mi brazo y otra en mi cintura.

— Inclinate hacia atrás -Susurró en mi oido- y tu mano libre tiene que dejar un espacio sobre el palo...

Hice lo que pidió. Un poco mas de lo normal, al punto de quedar pegada a su entrepierna y su bulto creciente.

— Ahora, golpea con suavidad la bola blanca y que de en las otras.

Me estire un poco mas hacia atrás e hice lo que pidió. Ahora me aleje con una sonrisa.

— Estas jugando con fuego, Anabella.

Hizo su jugada, sin dejar de mirarme.

— ¿A que te refieres?

Se puso delante de mi. Cuando reaccioné, ya no tenia ropa. Sino que esta estaba regada en el suelo. Él también se quitó su ropa. Empezó a besar mi cuerpo, me hizo acostarme sobre la mesa de billar.

— Ah -Grité, sosteniendome de la mesa de billar- J... Juan...

— Shh amor -Juan me acarició- No me toques, no grites ni Susurres, no muerdas tu labio. Solo disfruta una vez mas.

Juan me besó los labios con dulzura y presionó su bulto contra mi. No lo evite y se me salió un gemido en su boca.

— ¿Te castigo o voy directo al éxtasis?

Besó mi cuello.

— Lo... Lo que s... Lo que sea.

Me sacó de la mesa y me inclinó. Sentí algo frío en mi cuerpo. Mire arriba. Estaba en el suelo.

— Ana...

Gritó Juan cuando entró en mi cuerpo. Grite involuntariamente. Juan hizo algunos movimientos y me levantó del suelo. Termine apoyada en la pared, él contra mi. Cuando volvi a gritar, terminamos en un sofá-cama. Estaba hecho cama, así que eso digamos que fue más "Cómodo".

— ¿Te dolió?

— Algo...

Apenas pronuncie. Juan sonrió y me besó.

— ¿Vamos a dormir?

— Si...

Me levanté y vestí. Salí de la habitación donde estábamos para ir a la que, hace meses, era solo mía. Me tiré en la cama, mirando al techo.

— Hey ¿Que haces?

Lo mire. Tenia su ropa entre sus manos y me miraba.

— Dormir -Levante un hombro- ¿Pasa algo?

— Ven conmigo Anabella. Quiero dormirme besándote.

Lo mire y sonreí.

— ¿Tengo que ir? ¿Por que no vienes tu?

— Porque la cama es mas cómoda y ya me acostumbre a dormir en una cama amplia. ¡Vamos Anabella! Duerme conmigo.

Se acercó y me levantó en sus brazos.

— Te quiero.

Bese el tatuaje de su pecho, él sonrió.

— También te quiero.

Me miró y nos besamos. Era un beso lento, suave, nuestros labios tenían una sincronía terrible. Me encantaban sus besos, así sean pasionales o castos. Amaba el sabor de estos besos, era simplemente fantástico.

— Al final si me quiero mudar contigo, si cada vez que me buscas sea así.

Hable mientras nos besábamos sobre la cama. Juan tiró su ropa por ahí, sin dejar sus besos.

— Mañana voy contigo así buscas tus cosas.

Tironee un poco su cuello. Él quitó las manos de donde tironee y beso cada una de ellas.

— ¿Quieres dormir o ir a un segundo round?

— ¿Y tu que crees?

Juan sonrió, tapandonos con las sabanas.

50 Sombras mas OscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora