Narra Anabella.
Taylor frenó frente a mi departamento
— No tardes mucho Nena.
— No lo haré.
Juan besó mis labios y me baje de la camioneta. Subí a mi departamento para así buscar todas mis cosas. Al entrar, después de cerrar la puerta, me quede helada. La chica que el otro día me llamó, estaba aquí adentro.
— ¿Hola?
Subí una ceja. Ella me miró y se acercó.
— Anabella, alejate de él.
— ¿A que te refieres?
Me acerqué un poco a ella.
— A él. Te va a enamorar y luego te desechará Como un trapo viejo.
— Él no es así -Le seguí la corriente- Te lo aseguro.
Sacó un arma y disparó detrás de mi. Me quede mas que helada ahora. No podía ni moverme
— Me desecho a mi como lo hará contigo y como ya lo hizo con otras. Tu me quitaste el puesto, te prefiere a ti antes que a mi.
La puerta se abrió de golpe, mostrando a Juan y a Taylor detrás mio.
— ¿Que demonios...?
La castaña lo miró de una forma un tanto extraña.
— Leila...
Juan se acercó a ella.
— Agachate.
Me quede mirándolo boquiabierta. Usa el mismo tono que conmigo. La chica se agachó de la misma forma que yo, delante de él. Juan acaricio su pelo.
— Taylor, lleva a Anabella a casa.
— Juan Luis no...
— Anabella, obedece.
Me miró mal. Tome algunas cosas y me fui dando un fuerte portazo. ¿Como se le ocurre hacer eso delante de mi? Es un idiota.
Un rato después, él apareció por las puertas del departamento. Me miró acercándose.
— Te explicaré quien es, sigueme.
Fui detrás de él. Entramos a una oficina. Me sente detrás del escritorio y él buscó unos expedientes.
— Se llama Leila Williams, tiene 21 años. Pelo castaño y ojos verdes. Trastornos alimenticios, sus padres murieron cuando era pequeña. Se crió con su tío drogadicto, otro trastorno de ella.
Lei el expediente y si. Ella también era sumisa.
— Supongo que también hay uno mio ¿No?
Se lo tendí. Juan suspiró y lo buscó. Me lo tendió y comencé a Leerlo. Toda mi información, hasta la hora que nací.
— Bue...
Se lo tendí de nuevo.
— ¿Que podemos hacer para que esto no se repita?
Me levante de donde estaba.
— Tranquila, no se repetirá de nuevo. Ya lo solucioné.
— Me imagino.
Fui a la puerta para irme. Juan me sostuvo de la cintura y me dio vuelta.
— No así Anabella. Solo mentí, la engatuse. No pasó lo que crees Nena.
Me dio un beso corto en los labios.
— ¿Deberia creerte?
— Como quieras Ana, pero te digo la verdad.
Me levantó y me puso en su hombro.
— ¡Bajame Juan! ¡Odio esto!
Me bajo en una superficie blanda. Miré y estaba en la cama.
— A ti te hice cosas que a ellas no -Atacó mi cuello- A ti te robe el mundo, a ellas no. Tu eres solo mía y ellas no.
Arrancó mi ropa. Suspire.
— Quiero que recuerdes. Mañana vamos al salón de belleza para que te peinen. La gala es el sábado. Lo demás ya está.
— ¿Por que me lo dices?
— Porque olvidarás hasta tu nombre. Hoy quiero que te desahogues en gemidos, solo para mi.
Empezó a besarme con lujuria. En serio me fascinaba. Y tenia razón, me hizo delirar y gritar. Tanto que quedé con dolor de garganta.
*Baje del auto junto a Juan. El salón de belleza era algo grande y estaba lleno de mujeres. Entramos y Juan divisó a una mujer. Esta estaba de espaldas, hablando con un peluquero.
— Esperame aquí.
Juan fue hacia ella. La mujer de inmediato lo abrazó y besó la comisura de sus labios. Perra arrastrada
Momento... ¿Son celos? ¿Yo celosa? Ups... Esto es grave.
La sangre me hirvió tanto que salí fuera y me quede esperando un taxi. Cuando llegó uno, Juan apareció detrás mío. Abrí la puerta y Juan la cerro.
— No ira. Gracias. Siga.
El taxista me miró mal y siguió su camino.
— ¿Donde ibas?
— Lejos.
Rodo los ojos.
— ¿Es ella cierto?
Juan me miró raro.
— Hablemos en un lugar mas privado.
— ¡No! No iré contigo a ningún lado.
Juan se agacho para tomar mis piernas y cargarme en su hombro.
— ¡Bien! Bien, iré contigo.
Me soltó y volvimos al auto.
Creo que hoy voy a descubrir porqué hace esto.
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