Capítulo 03

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Enero 26:

Hoy conseguí un trabajo, no me pagarán muy bien por no tener experiencia, pero de algo me servirá el sueldo.
Es en una pizzería, de repartidora. Tuve que rogarle al dueño que me diera la oportunidad y le demostré que podía manejar una motocicleta.

Creo que aquí comienza mi historia, soy Aura y pronto me escaparé del mismo infierno.

-¿Por qué no te consigues un marido que te mantenga? -me gritó mi madre llegando a la casa y como era costumbre traía una botella de alcohol en sus manos.

-Ya te dije que no quiero terminar como tú -ya estaba acostumbrada a sus gritos pero hoy no quería pelear hasta tarde, tenía un examen muy importante que presentar el día de mañana y obvio, pelear con mi madre era solo una pérdida de tiempo.

-Baja y dímelo en mi cara -suspire y baje las escaleras.

-¿Qué quieres que te diga? ¿Qué eres una borracha? ¿Qué mi padre nos abandono por tu maldito vicio? ahora si me lo permites tengo que estudiar

-¿Para qué? ¿Para terminar de perdida con alguno de tus amigos de la Universidad?

-No soy tú -me cruce de brazos.

-Respétame que soy tu madre

-¿Cómo quieres que te respete si te estás cayendo de borracha? No pretendas que sea buena hija y me desviva por cuidarte y mantener tu adicción, maldita alcohólica

-Ven acá -intentó darme una bofetada pero solo logró golpear una lámpara que estaba a un lado mío.

-Te ves patética

-No me hables así, que yo fui quién te dio la vida

-Ajá ¿y te aplaudo? ¿Te felicito?

-¡Cállate! Y ve a comprar más Whisky, que ya se acabo

-Ve tú, ya te dije que no te voy a estar manteniendo

Subí a mi recámara y cerré la puerta con seguro, siempre que teníamos esas discusiones, todas las noches, mi madre lograba subir las escaleras después de un rato y golpeaba como si fuera qué mi puerta.
Para no escucharla ponía música a todo volumen en el estéreo que tenía sobre una pequeña repisa.

Estudié toda la noche, hasta pasada la una de la mañana, para mi fortuna mi madre no vino a golpear la puerta después de nuestra discusión absurda.

-Ya me voy y no me esperes para comer

-¿Qué? ¿Por qué? De auguro te vas a ir con alguno de tus amiguitos a perder el tiempo

-Obvio no mamá, no digas tonterías por favor -tomé las llaves de la casa y una manzana para desayunar algo en el camino.

-¿Entonces dime a dónde vas?

-Eso no te importa, soy mayor de edad y no tengo que rendir te cuentas más ¿okey? ¿Si lo entiendes o no?

-Mientras sigas viviendo bajo mi techo tendrás que rendirme cuentas, así que habla

-No me salgas con tu discurso de madre responsable que no te queda ¿si?

-¿A dónde vas? -si que estar sobria la ponía un tanto agresiva.

-Voy a ir a trabajar -ella soltó una carcajada - ¿de qué te ries? ¿Qué se te hace tan gracioso? -me recargue en una de las sillas del comedor.

-Que eres una buena para nada, no sé quién es tan tonto como para contratar te, si no sabes hacer nada.

-Soy repartidora de pizzas

-Por favor, ni una motocicleta sabes usar

-Tuve que aprender a manejar una ¿sabes por qué? Para pagar mi Universidad y para llenar el maldito refrigerador que siempre estaba vacío por tu culpa

-Quiero tu sueldo, ya que estás trabajando es hora de que aportes algo a la casa

-No mamá, con el poco sueldo que gano por el medio tiempo que trabajo en pizzería apenas si me alcanza para pagar la Universidad y comprar un poco de comida

-Entonces deja la Universidad y comienza a buscar un marido que te mantenga en vez de estar perdiendo tu tiempo

-Sabes perfectamente que no creo en los hombres, no creo en sus mentiras, ni en sus promesas, ni ilusiones

-¿Por qué eres así? ¿Por qué no quieres hacer feliz a tu madre?

-Porque tú misma, cuándo estabas sobria y te preocupabas por mi me dijiste que debería aprender en cabeza ajena y de ti aprendí que si mi padre nos fallo y nos dejó por alguien mejor que tú, cualquier hombre puede hacerlo y no quiero eso para mi vida, yo no quiero terminar así, como tú, apestando a alcohol y manteniendo a una hija que más bien te mantiene a ti

-Quiero tú sueldo o sino... -la interrumpí.

-¿O si no qué?

-Sino te vas de mi casa

-Esta casa era de mi papá, obvio porque tú te casaste por el régimen conyugal y sumale a eso que mi papá perdió el juicio con mi custodia -aún no entiendo como el juez la considero apta para cuidarme -Tú te quedaste con la casa, pero esta a mi nombre así que si yo peleo por el bien tú eres la que va a terminar perdiendo, así que ¿quién corre a quién?

-Deja de hablar como si fueras una abogada, porque aún no lo eres, es más dudo que vayas a terminar la Universidad

-Lo voy a ser mamá y cuando ese día llegue ya no tendrás lugar en mi vida

-Sabes qué si no es para darme el dinero de tu sueldo mejor no regreses

-Y mejor tú en vez de andar mendigando mi sueldo consíguete un trabajo

-No me hables así niña -estaba por irme, pero me detuve, ni siquiera sé porque seguía su juego.

-¿Niña? Por lo menos ¿sabes cuántos años tengo?

-Si, claro, diecisiete -suspiré.

-Mamá -coloque una de mis manos sobre mi cintura -tengo veinte años -con mis dedos indice y pulgar apreté la parte de mi nariz que esta entre mis cejas mientras cerraba los ojos y tomaba una gran bocanada de aire -¿sabes qué? Ya se me hace tarde para tomar el bus, te veo en la noche -caminé hasta la puerta y corrí a la parada del bus.

Como siempre me senté al lado de aquella chica pelirroja y con pecas, que claramente me caía muy bien, podría llamarla hasta hermana y claro, podría pasar horas hablando con ella.

-Hola -le sonreí.

-Hola, no pasaste muy buena noche ¿verdad?

-¿Se nota tanto?

-Bueno, quitando las ojeras de mapache y tu cabello que parece nido de pájaro, no está tan mal

-Agh -me queje.

Me deje caer sobre el respaldo del asiento y coloque mis pies sobre el respaldo de la persona que estaba adelante. Me coloque mis audífonos y subí la música a todo volumen, esa era mi única forma de escapar de la realidad en la que estaba.



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Nota: A partir de aquí empieza la historia a ser narrada por "Aura".

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