Capítulo 04

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-Bien, hemos llegado al infierno -mi amiga rió.

-No es gracioso -deje caer mis cosas y me senté en el pupitre de la esquina, al fondo.

-¿Por qué siempre tienes que sentarte aquí? -se sento en el pupitre a un lado mío.

-Si quieres puedes irte allá adelante, no hay problema por mi

-No lo digo por eso, pero hay veces que pienso que te aislas por algo o por alguien

-Me gusta pensar solamente, es eso, y creo que al lado de las personas que si son sociables no podre hacerlo, se la viven hablando de todo lo que no es interesante o importante

-Hablan de fiestas, parejas, alcohol, ya sabes, cosas de chavos de nuestra edad

-Ese es el problema, que el alcohol no es cosa de edad -suspiré.

-¿Lo dices por tu mamá?

-Da igual por quién lo diga ¿no? -bajé la voz con forme se iba llenando el aula.

-No mucho ¿eh?

-Buenos días jóvenes -el profesor de la primera hora nos interrumpió.

-Hablamos después

-Como sea -saque de mi mochila una libreta algo desgastada de los extremos de la pasta y con el espiral algo doblado.

-Comenzaré pasando lista, saben que me gusta la puntualidad -comencé a hacer garabatos en la última hoja de mi cuaderno, que por cierto ya estaba a nada de caer y con pocos espacios en blanco.

-América -suspiré, sabía que después de ella seguía yo, ya saben eso de los apellidos en orden alfabético.

-Aura -hizo una pausa -¿qué? Bueno tú -me señaló. Suspiré.

-Por un demonio, deje de señalar me todas las clases como si fuera qué -alce la voz -¿cuándo maldita sea va a aprender a respetar mi nombre?

-Cuando mejores tus calificaciones, ese día aprenderé

-¿Qué? -fruncí el ceño -¿Sabe qué? La única materia que repruebo o me va mal es la suya, odio su materia, su método de enseñanza, lo odio a usted

Tomé mis cosas y salí del salón de clases. Era claro que no quería reprobar su materia, demasiado esfuerzo me estaba costando ya, como para desaprovechar la oportunidad que tenía, de estudiar la Universidad, pero ese maestro me sacaba de mis casillas

Esperé a que su hora terminara para, solo poder entrar de nuevo al salón de clases, cuando lo vi salir un sensación horrible recorrió todo mi cuerpo; tenía ganas de golpearlo, pero guarde la calma y caminé si mirarlo de vuelta al salón.

-Amiga, que bueno que saliste del aula -dijo rápidamente América sin dejar pasar tiempo.

-¿Ahora qué pasó?

-El profesor nos dejó hacer mil cosas para mañana, si no hacemos todo lo que pidió nos reprobará

-Como sea no entraré más a su clase -hice una pausa muy corta -mejor dicho, no entraré a ninguna clase hoy ¿me cubres?

-¿Qué? ¿A dónde vas?

-A rentar una moto y dar la vuelta

-¿A poco sabes manejar esas cosas?

-No por nada conseguí un trabajo como repartidora de pizzas, ¿me cubres o no?

-Ya qué -suspiró.

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