Capítulo 05

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Enero 27:
Ayer encontré dos trabajos más, en la mecánica de Raúl trabajaría de 7:00 a 5:00 y después correría para llegar a la pizzería a las 6:00 y saldría de ésta hasta media noche. Los fines de semana no me necesitaban en la pizzería así que trabajaría con Raúl desde las 8:00 hasta las 3:00 y de ahí iría al estacionamiento para comenzar a las 4:00 hasta las 10:00.
Si, como ya se habrán imaginarán dejaré la Universidad, necesito dinero y sin éste ni siquiera podré pagar mis estudios, ni un solo semestre.

Era cerca de la medio noche cuándo mi mamá llegó, parecía que ni venía sola, pero me daba lo mismo, necesitaba dormir muy bien para ir mañana, a primera hora a darme de baja en la Universidad.
Lo más irónico del asunto es que ni siquiera había presentado el examen por el cuál tanto en prepare y hasta me pelee con mi mamá.

Me levanté de la cama y salí de mi recámara.

-Mamá puedes hacer menos de ruido, por favor, necesito dormir, hoy más que nunca -le suplique mientras bajaba las escaleras.

-Cállate y vete a dormir, anda ve

-Mamá, no puedo dormir si hacer ruido -le dije y justo en ese momento vi salir a un hombre de la cocina -Por Dios mamá ¿por qué trajiste a este tipo aquí?

-No le digas tipo, es Iván

-¡Vaya! -exclamé mientras colocaba mis manos sobre mi cintura -me sorprende que por lo menos recuerdes su nombre.

-Hola -me saludo aquel hombre, yo, lo barrí con la mirada.

-Cuando se vaya cierre la puerta ¿si? No se vaya a meter alguien -lo volví a fusilar con la mirada

-No, no, no ¿a dónde vas? -me tomó por el brazo y me atrajo hasta él -¿Por qué no te quedas y pasamos un buen rato junto con tu mamá?

-Ash -rodé los ojos -no seas patán ¿y sabes qué? Mejor vete

-Que modales niña, vete de aquí -mi madre nos interrumpió y me empujó lejos de los brazos del tal Iván.

-Bueno, haz lo que quieras, pero no hagan mucho ruido, quiero dormir y por favor mamá cuida que se vaya de la casa, no confío en él

-Si, si, ya vete

Tomé una gran bocanada de aire y subí las escaleras nuevamente. Cerré la puerta y me decidí a dormir ignorando el hecho de que después de unos cuantos años había de nuevo un hombre en la casa.

La mayor parte de la noche la pase despierta, no podía dormir tranquila sabiendo que ese tipo estaba en la casa.

Las horas de la madrugada pasaron tan lentas como pasaba una eternidad, así como cuando esperas la llamada de alguien que ya no está. Es indescriptible la sensación de oscuridad que tuve esa noche, un vacío, una opresión en el pecho, miedo, estaba realmente aterrada. Más de una vez mire por la ventana para ver si había alguna historia que la acera o la luz de la Luna me quisieran contar, aunque realmente me di cuenta de dos cosas, uno, la noche no es tan oscura como parece y dos, varias de las estrellas que miraba en el horizonte tal vez ya estaban muertas, pero su luz seguía reflejándose en la Tierra; ellas eran la expresión más acertada de la muerte en vida, no mostraban su pasado, aunque relativamente en el presente ya estaban ausentes.

A las cinco de la mañana los gallos comenzaban a cantar y poco después comenzó a visualizarse el sol en el horizonte. Me duche y salí corriendo para alcanzar a mi amiga en la parada de buses.

-¿A dónde vas niña?

-Por ahí, no me esperes ni para desayunar, ni para comer ¿si?

-Da lo mismo, ni voy a estar en la casa -me dijo mi madre indiferente.

-¿Qué? -me cruce de brazos -¿Tan temprano vas al bar?

-No, para tu información, voy a ir con Iván a comer y a desayunar

-¿A qué hora va a pasar por ti? -no le creía nada, seguramente me estaba mintiendo para evitar interrogatorios.

-Él no va a pasar por mi

-Vaya caballero -dije para mí misma.

-Durmió aquí -dijo como si no pasara nada.

-¿¡Qué?! -me altere un poco.

-¿Estás sorda o qué? Te dije que durmió aquí

-Si entendí -respondió -me refiero a ¿por qué?

-Porque es mi casa así de simple -hizo una pausa - ¿no ibas a salir?

Solté un largo suspiro.

-Si, me voy

Tome las llaves de la casa, un manzana y mi celular, para después salir de la casa sin más.

-América -logré alcanzar a mi amiga en la parada de autobuses.

-Aura ¿qué son estas horas de llegar?

-Sobre eso, ya no voy a ir a la Universidad

-¿Qué? ¿Por qué?

-Conseguí trabajo -sonreí algo desilusionada por abandonar mis estudios.

Él autobús llegó y vi alejarse a mi amiga poco a poco, tal vez sería la última vez que la vería.

Llegué al taller mecánico de Raúl, estaba abierto, aunque yo, a él no lo veía por ninguna parte. Lo llame sin obtener respuesta, hasta que lo encontré, tendido en el suelo, inconsciente.
Llamé una ambulancia y lo acompañe hasta el Hospital más cercano, me preocupaba que le hubiera pasado algo de gravedad, digo, por lo menos no estaba muerto, pero a pesar de que acababa de conocerlo, por alguna extraña razón, comenzaba a tomarle aprecio.

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