Capítulo 14

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-Bien, entonces que te diviertas en las Vegas -seque una de mis lágrimas -Voy a bañarme y después me voy

Sin mirarlo caminé a la recámara y me di un baño para salir de esta casa lo más pronto posible.

Tomé todo lo que era prácticamente mío y lo guarde en una bolsa de plástico negra.

-No, Aura, aún no te vayas

-De nada sirve que me quede

-Tenemos dos días, aún podemos pasarlos juntos

-¿¡Para qué?! -a esas alturas ya estaba muy alterada -¿Para que me siga enamorando de ti? -si, aunque me doliera aceptarlo estaba sintiendo cosas por él y me estaba doliendo la idea de perderle.

-¿Te enamoraste de mi? -me preguntó incrédulo.

-Da lo mismo ya, me voy a casa de mi madre y que te disfrute tu estadía en las Vegas, fue un placer conocerte

Di la vuelta y antes de poder salir de la casa José Luis me tomo del brazo y me dio un fuerte abrazo, haciendo imposible que pudiera retener las lágrimas de la despedida.

–Te amo –me susurró al oído –no quiero dejarte, pero es lo mejor.

–¿Lo mejor para quién? –me aferre a su espalda.

–Para todos

–¿Para ti? ¿Tienes a alguien más? –me separé de él.

–Claro que no, pero ven, quiero que pasemos juntos por lo menos esta última noche, este último día, estas últimas horas –me tomó del rostro y junto nuestras frentes.

–¿Y eso va a cambiar las cosas?

–No, pero por lo menos déjame mostrarte que no soy malo como tú crees, quiero demostrarte que me importas y mucho

–No, no quiero sentir esto por ti, vete y olvídate que me conociste –sin más salí de la casa y comencé a caminar por todo el vecindario, las vecinas y vecinos me veían como si fuera una completa desconocida y creo que tenían razones para no quitarme la mirada de encima, seguramente parecía un monstruo, mis ojos hinchados, mi cabello enredado y mojado, mi cara un tanto pegajosa por las lágrimas.

Hice una parada en una tienda y compré algunas botellas para después regresar a la casa en dónde vivía mi madre. Toqué la puerta y mi madre abrió, su cara estaba pálida, tenía las ojeras demasiado marcadas y olía horrible a alcohol.

–¿Qué haces aquí mal agradecida?

–Ya volví mamá, me da gusto verte

–Pues a mi no –lo que decía a penas podía entenderlo.

–Traje botellas ¿tomamos juntas? –deje las bolsas en la barra de la cocina.

 –¿Crees que así me vas a ganar? No te puedes quedar aquí, en la noche te tienes que ir 

 Si, no te preocupes, puedes meter a tus amantes por las noches –abrí  la primera botella y serví un poco en un pequeño vaso de vidrio.

–¿Por qué te fuiste?

–Iván –puse los ojos en blanco.

–Lo sé, un patán 

–Así te gustan mamá ¿que te haces? Mi papá era igual 

–¿En serio Aura? Nada más llegas a hacerme la vida de "cuadritos" 

–Tampoco eres tan importante 

–América ha venido a buscarte

–Cierto, no le he llamado en semanas, debería hacerlo ahora –hice una pausa  ¿sabes qué? Voy a salir, no te vayas a acabar esto, son muchas 

Subí a mi antigua recámara para buscar un abrigo y salir a directo a casa de mi mejor amiga.

Las calles me envolvían y me hacían sentir como en una cinta antigua, realmente todo lo veía sin color, a escala de grises y aunque mis piernas no quisieran caminar sabía que mis pasos y los recuerdos me guiaban por los antiguos caminos que frecuentaba en mi pasado no tan lejano.  

– ¡América! –grité mientras llamaba a la puerta.

 –Aura –mi amiga parecía sorprendida al verme pero eso no impidió que me diera un fuerte abrazo –¿Por qué hueles a alcohol? ¿Regresaste a tu casa? –me dejo pasar a su casa –Entra

Si, pero no es por eso que apesto

–¿Entonces?  –me miró bastante confundida mientras se sentaba en la sala.

Empece a beber hace un tiempo –me senté también

–¿Tú?  No lo puedo creer, tú odiabas el alcohol, no lo tolerabas ¿cómo terminaste en esto?

–No es por justificarme pero uno de los tantos amantes de mi mamá me orillo a esto 

–¿Y cómo?

–No voy a hablar de todo eso otra vez –llevé mi cabello hacia atrás.

–Está bien –baje la mirada.

–Hay más 

–¿Más? ¿Sobre qué? 

–Participo en carreras de motos clandestinas –dije con rapidez.

–¿Por qué?

–Ganaba mucho dinero –confesé –como sea ganaba para vivir

–¿Aún queda algo de lo que conocí de ti?

–No, todo se fue con José Luis

–¿Quién es José Luis?

–Mi pareja sentimental y de carreras –suspiré –lo perdió todo apostando y en unos días se va a las Vegas

–Aura...

–Espera –la interrumpí –Estoy embarazada 

–¿Y él lo sabe?

–No sé si es de él y si lo fuera decírselo no lo iba a detener, estaba decidido a irse   

–¿Con cuántos has estado?

–Con tres –cubrí mis rostro con las dos manos mientras dejaba salir un gran suspiro –pero solo puede ser de dos de ellos

–¿Cuánto tienes?

–No lo sé y tampoco me interesa saber porque si me entero también sabré quién es el padre y voy a aborrecer a este bebé

–Espera –hizo una pausa y parecía estar pensando algo –¿Aún así corrías y sigues bebiendo?

–Si y lo seguiré haciendo

–¿Y no te importa tu hijo?

–La verdad, no mucho, tú mejor que nadie sabes que nunca he querido ser madre

–Pero ya lo eres, quieras o no

–¿Me acompañarías al doctor?

–Claro, tú dime cuándo

–En una semana ¿si?

–Está bien –suspiré.

–Gracias, yo te llamó –me levanté –América ya me tengo que ir, te veo después –salí de su casa.

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