23. "Una prueba inesperada."

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Cuando la clase del jueves de Transformaciones estaba acabando, McGonagall anunció una noticia.

—Tengo algo que decirles algo a todos ustedes.

»Se acerca el baile de Navidad: constituye una parte tradicional del Torneo de los tres magos y es al mismo tiempo una buena oportunidad para relacionarnos con nuestros invitados extranjeros. Al baile sólo irán los alumnos de cuarto en adelante, aunque si lo desean pueden invitar a un estudiante más joven...

Lavender Brown dejó escapar una risita estridente. Parvati Patil le dio un codazo en las costillas, haciendo un duro esfuerzo por no reírse también, y las dos miraron a Harry. La profesora McGonagall no les hizo caso.

—Será obligatoria la túnica de gala —prosiguió la profesora McGonagall—. El baile tendrá lugar en el Gran Comedor, comenzará a las ocho en punto del día de Navidad y terminará a medianoche. Ahora bien... —La profesora McGonagall recorrió la clase muy despacio con la mirada—. El baile de Navidad es por supuesto una oportunidad para que todos echemos una cana al aire —dijo, en tono de desaprobación.

Lavender se rió más fuerte, poniéndose la mano en la boca para ahogar el sonido. Maddie comprendió dónde estaba aquella vez lo divertido: la profesora McGonagall, que llevaba el pelo recogido en un moño muy apretado, no pa- recía haber echado nunca una cana al aire, en ningún sentido.

—Pero eso no quiere decir —prosiguió la profesora McGonagall— que vayamos a exigir menos del comportamiento que esperamos de los alumnos de Hogwarts. Me disgustaré muy seriamente si algún alumno de Gryffindor deja en mal lugar al colegio.

Sonó la campana, y se formó el habitual revuelo mientras recogían las cosas y se echaban las mochilas al hombro. La profesora McGonagall llamó por encima del alboroto:

—Potter, por favor, quiero hablar contigo.

Luego de cinco minutos esperando a Harry en la puerta del aula, Harry volvió pálido y dijo:

—Vamos a tener que bailar y llevar pareja...

—¿Qué? —exclamó Ron.

—Estaba bastante claro —rió Noa.

—Y los campeones tenemos que abrir el baile...

—Hablando de campeones... —murmuró Hermione. Acababa de llegar Cedric corriendo, muy agitado, a donde ellos estaban. Varias chicas, intentando ser disimuladas, lo seguían.

—Quería llegar antes de que cambiases de clase —dijo cuando frenó, respirando fuerte.

—Dime.

Cedric se acomodó el pelo y le tomó la mano.

—Madison Summer Black Creevey, ¿quieres ser mi pareja de baile?

Maddie soltó una risita: las fans de Cedric parecían decepcionadas.

—Claro que sí, caballero.

—Me alegro mucho, gracias, señorita —espetó Cedric—. Me tengo que ir a Pociones. Te quiero.

Dicho esto, Cedric y su séquito de fans habían desaparecido ya a los pocos segundos.

—Qué cursis —dijo Noa.

—Conseguir pareja nos será fácil —murmuró Ron—, ¿ven? Es pan comido.

No les resultaría específicamente fácil, y tardaron una semana en darse cuenta.

Pequeñas Black y el Caliz de Fuego {Libro IV-Harry Potter}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora