Él es una hermosa paradoja

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Soy Nate, un muchacho vivaracho y feliz, pero no tenía ningún amigo real.  No confiaba en mi mismo y no entendía como podría confiar en alguien. Una noche de juerga y pura diversión acabé en la casa de un chico llamado Jano, un chico por el cual todos babeaban; si, dije 'todos'. Era apuesto y sería uno de los geniales si no tuviera una desmesurada pasión por el ajedrez. Según las chicas, eso le quitaba hermosura e incluso hombría. Él, muy amablemente me explicó cómo rayos llegué a su casa, lo cuál era obvio porque la fiesta era en la casa vecina y se ofreció a llevarme a casa. Después de eso no lo vi más.
Un día fui a una feria de salud con mi abuelo y lo vi. Era Jano, jugando al ajedrez con un hombre mayor. Me acerque y lo saludé. Él estaba confundido y me pregunto si nos conocíamos. Me sentí un poco mal, ya que había pasado la noche en su casa por accidente y el no lo recordaba. Le comenté nuestro pequeño incidente y luego recordó. Estaba muy impresionado porque lo recordará y me pidió salir como amigos. Accedí, después de todo, no tenía que ser tan malo, pero me equivoqué; fue maravilloso. Jano no era el tipo de persona que si te habla de algo aburrido, te duermes. Él lo hacía interesante para que tú estuvieras cómodo. Seguimos teniendo encuentros casuales y yo lo podría considerar un amigo desde que me dijo eso...
Estábamos en una cafetería tranquilamente cuando él me empieza a relatar una historia. Él tenía una hermana cuatro años mayor que él y cuando el tenía siete años su, entonces padrastro, la golpeó hasta la muerte y el presenció todo. Quedó muy afectado y no era el mismo de antes. Desde ese día lo empecé a considerar mi amigo.
Meses después, estábamos en el cine y veíamos una película de terror. Soy miedoso natural, sólo que me hago el valiente. En una escena me asusté tanto, que me abracé a Jano y este me correspondió. Le agradecí internamente que no soltara y así lo hizo. Sólo que lo que ocurrió luego, marcó la historia. Jano tomó mi barbilla y me elevó la cara, haciendo contacto visual. Yo tenía los ojos vidriosos y lo único que atiné a decir fue un escueto "Me gustas", pero a él no pareció molestarle y me besó. Me sentía bien, tranquilo y cómodo, no como cuando besaba una chica.
Ahora estoy a punto de casarme con Jano y lo único que puedo decirte es que de verdad lo amo con locura y ni yo mismo se como sucedió.

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