07.- Puedes llamarme...

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Al día siguiente, en cuanto la banda terminó de comer, Rose se arregló y salió de casa a toda prisa para encontrarse con la pariente del edificio, justo como lo había prometido.

De igual forma, el bajista y el guitarrista rítmico salieron rápidamente del comedor para dirigirse al cuarto del de menor estatura e iniciar su transformación.

Una vez que Isabell estuvo lista, Duff se encargó de distraer a Slash y a Steven a base de tonterías y chistes malos, todo para que Stradlin tuviera oportunidad de salir e irse sin que sus otros dos compañeros lo notaran.

Izz llegó al parque donde, obviamente, Axl había llegado temprano a su encuentro de nuevo. El pelirrojo notó de inmediato que la "chica" ya estaba ahí, así que le hizo la seña de que se acercara y se sentará en la banca junto a él, cosa que Isabell hizo con total naturaleza.

La plática entre ambos no se hizo esperar, y de nuevo, esa extraña conexión se hacía presente.

—¿Sabes, nena? —dijo Axl en un momento en el que la charla cesó— creo que nunca me presenté adecuadamente contigo. Pero ahora que nos conocemos más, debería hacerlo.

—Pero si me dijiste tu nombre y toda la cosa —se justificó la señorita, aunque ya sabía para dónde iba todo esto.

—Lo sé, pero, verás; la gente me llama Axl, mis amigos me llaman William, cuando estornudo me dicen "Jesús", pero tú, tú puedes llamarme cariño, y puedes llamarme cuando quieras —mencionó el pelirrojo de una manera un tanto seductora.

—Interesante tu discurso. ¿Cuántas veces lo has dicho? Porque veo que ya se te grabó muy bien.

—Lo he dicho como unas diez veces...

—Lo suponía.

—No, no. A decir verdad, eres la primera a la que se lo digo, esas diez veces fueron para ensayar, frente al espejo de mi mejor amigo —se corrigió el vocalista.

"Genial, el muy desgraciado se mete a mi habitación y se pone a ensayar discursos frente a mi espejo como si todo fuese suyo", pensó Izzy, sin embargo, no dejó que esa molestia fuera percibida por el contrario.

—Como sea, de todos modos prefiero llamarte pelirroja, o tal vez pelos de elote, o zanahoria, o cabeza de papita adobada, o...

Y así, Isa siguió por varios minutos con múltiples apodos burlescos hacia el cantante.

—Muy bien, suficiente, con que me digas por mi nombre está bien —dijo Axl algo molesto a la vez que masajeaba sus sienes.

—Como digas —dijo Isabell restándole importancia al claro enojo del de cabellos rojizos—. Oye, ¿sabes qué? Tengo que irme —volvió a decir la señorita después de una breve pausa.

—¿Quieres que te acompañe?

—No es necesario, llamaré a Duff.

—Bueno.

La "chica" se acercó al teléfono público de la esquina del parque y marcó al número del ya antes mencionado, pidiéndole que fuese por "ella" y que le llevara ropa para cambiarse. Una vez acordado todo, terminó la llamada.

Axl esperó junto a Isabell, hasta que el rubio teñido estacionó su coche en frente del parque, aguardando a que su prima subiera.

—Isabell, ¿cuántos días más vas a estar aquí? —preguntó el pelirrojo.

—No lo sé, tal vez dos, tres o quizá cuatro.

—¿Te veré otra vez?

—Tal vez una ocasión más antes de que me vaya.

—Entonces, ¿puedo pedirte un favor?

—¿De qué se trata? —preguntó Izz con curiosidad.

—Para la próxima vez que nos veamos, como puede que se la última, ¿me regalarías una fotografía tuya?

—Creo que lo pensaré.

—Muy bien, nena. Nos vemos luego —dijo Axl agitando su mano mientras veía cómo se alejaba la chica hacia el auto que la esperaba.

—Hasta luego, Rose —gritó la muchacha para meterse de inmediato al auto y salir de esa zona sin un rumbo fijo.

[...]

—Y bien, ¿a dónde vamos? —cuestionó McKagan una vez que se habían alejado del parque.

—Tú solo conduce y no mires acá —dijo Izzy desde la parte de atrás, donde iba desvistiéndose, desmaquillándose y poniéndose su ropa de siempre.

—Como digas, "primita".

Una vez que el guitarrista se quitó el atuendo femenino, hizo que el conductor volviera a casa, donde ya se encontraba William.

—A ver, a ver —se dirigió el cantante a los otros dos que iban llegando—. Duff, ¿fuiste a recoger a Isabell y regresas minutos después con Izzy?

—Ammm... sí, es que me encontré a Izz cerca de la casa de la amiga de mi prima— contestó nervioso el más alto.

—Entonces, ¿tú e Isabel se conocen? —se dirigió ahora al guitarrista.

—Eh, pues, algo así —respondió aún más nervioso que el bajista.

-—¿Cómo que "algo así"?

—Pues sí, es que no he hablado con ella realmente, pero la ubico de vista.

—Mmm... vaya —dijo Rose un tanto incrédulo a la vez que entrecerraba los ojos.

—Como sea, mejor vámonos a nuestras habitaciones, ¿quieren? —interrumpió Duff esta vez.

—Claro —respondieron a coro los dos restantes para acto seguido dirigirse a sus respectivos cuartos, olvidando parcialmente aquella conversación llena de nervios e incredulidad.

Para conquistar a una mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora