15.- Jeffrey Dean ¿Isabell?

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—Axl —susurró el pelinegro sin darle importancia a la confusión de su pelirrojo amigo.

—¿Si?

—Ponte estos lentes de sol, por favor —dijo Stradlin a la vez que le pasaba dicho objeto al contrario.

—¿P-por qué?

—Porque tus ojos me deslumbran con tanta belleza.

De inmediato, Axl se colocó las gafas sin dudar, y dejándose llevar por la situación.

—¡Oh!, ¿sabes?, creo que has vivido engañado estos últimos años —continuó el guitarrista— en realidad, me has llamado Jeff, o Izzy, cuando tú podrías llamarme cariño, y podrías llamarme cuando quisieras.

¿Que si era arriesgado?, claro que lo era, pero a este punto, para Izz ya nada más importaba, nada excepto el confesarse en todos los sentidos.

Un exuberante color rojo hacía acto de presencia en las mejillas del de menor estatura, pues obviamente sabía a dónde los llevaría esto, sin embargo, él no hacía nada para evitarlo; después de todo, lo había entendido, aquel personaje de cabellos azabaches que se encontraba en frente de él, aquel chico tímido con el que había compartido la mayor parte de su vida, era nada más y nada menos que Jeffrey Dean "Isabell".

—No, ¿sabes qué?, mejor quítate las gafas, vi que tenías una pequeña basurita en el...

Will no dejó que su amigo continuara utilizando sus trucos para conquistar a una mujer, pues se le abalanzó y unió los labios de ambos en un beso. Sorprendido, Jeff tomó al mayor de la cintura para apegarlo más a su cuerpo sin dejar de seguir el dulce compás en el que sus labios se movían.

Se separaron al poco tiempo, solo para mirarse con ternura y para terminar de esclarecer el asunto.

—Entonces, ¿hay una chispa?— se animó Stradlin a preguntar.

—Si que la hay, pero, ¿por qué nunca me dijiste nada?.

—Ah claro, iba a llegar con mi vestido y mis tacones a decirte: "Axl soy yo, idiota" —mencionó sarcásticamente.

—¿Por qué no?

—Porque me hubieras golpeado, y hubiera sido raro confesarme metido en un vestido.

—Se te veían bien— admitió Rose a la vez que alzaba sus hombros.

—¡Claro que no!. No sé cómo no te diste cuenta de que era yo.

—Bueno, a decir verdad tu nariz de tucán, tu voz rasposa y tu espalda hasta los tobillos a la que vulgarmente llamas trasero eran sospechosos— dijo el ojiverde llevándose dos dedos a la barbilla a manera de verse deductivo. Ante el comentario, el menor se limitó a rodar los ojos.

—Como sea, ¿tienes alguna otra cosa por preguntar? —dijo Izz con seriedad.

—Sí.

—¿Qué es?

—¿Duff y tú en verdad son primos? —preguntó ingenuamente.

—No, idiota.

—Menos mal —dijo el vocalista aliviado—, ¿y por qué lo hiciste?

—Por una apuesta con la jirafa.

—¿Esa apuesta me incluía?

—No, eso fue un imprevisto.

—¡¿Y por qué demonios me ilusionaste y saliste conmigo?!

—Era una clase de experimento social para que cambiaras tu actitud con las mujeres.

—¡Oh, y lo dice la persona que es todo un caballero!— exclamó Will un tanto molesto.

—No tienes que recordármelo, yo sé muy bien cómo he sido hasta ahora en esos temas, pero, ¿sabes?, todo tiene una razón de ser.

—¿Y cuál es tu supuesta razón?

—¿Qué no es obvio? —mencionó Izzy mientras sonreía forzadamente.

—¿Te refieres a mí?

—Créeme que no es sencillo vivir ocultando un sentimiento que jamás será correspondido.

—¡¿Tú qué carajos sabes si es correspondido o no?! —el señorito enojos volvió a explotar— ¡¿No te bastó con ese beso?, ¿no te bastó con mi respuesta de que me enamoré de la personalidad de Isa?, ¿no te basta con eso?! —Axl estaba al borde del llanto.

Los cálidos brazos del de mayor estatura rodearon al malhumorado pelirrojo, quien se tranquilizó al instante.

—Con eso es suficiente.

—Eres un idiota —dijo Axl una vez que se apaciguó.

—Pero no tan idiota como para no darme cuenta de cuando alguien se traviste.

—Pero no tan idiota como para no darme cuenta de cuando alguien se traviste, ñiñiñi —repitió Rose de una manera sumamente madura provocando la risa del que lo abrazaba para que después le diera un beso en sus rojizos cabellos.

Para conquistar a una mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora