Capítulo Seis

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Los soldados del rey continuaban viniendo hacia el muro de espinas, buscando como destruirlo, encontrarle un punto débil. Incluso algunos tuvieron que acampar en medio de la noche para vigilar más de cerca, pero Animan junto a Volpina los espantaban a todos, con la transformación de lobo y el poder de multiplicación, dejaban la frontera del muro sin soldados que corrían con temor a ser devorados por las bestias hambrientas que veían como una manada de lobos.

Una de esas noches, Marinette había ido a ver con curiosidad el muro, sin querer hacer caso a los soldados de alejarse. Desde hace tiempo, se preguntaba qué habría del otro lado que aquellos soldados buscaban siempre como destruirlo, tenía que ser algo importante para el rey, pensaba. Aquella noche, ella había ido a observar a los soldados desde muy lejos, escondida detrás de un árbol y observó como los soldados corrían con terror de aquella manada de lobos.

Ella quedó sorprendida al ver como la manada desaparecía y sólo quedaba un lobo, y se transformó en una criatura que jamás había visto la cual se dirigía hacia el muro junto a aquella figura con rasgos de zorro que lo acompañaba. Para su sorpresa, el muro les abrió un camino mágicamente y ambos entraron sin problema hasta que el camino se cerró regresando a ser un muro. Marinette se acercó con la intensión de poder pasar el muro, pero este no le abría ningún camino.

—¿Cómo voy a poder entrar?

Un sonido captó su atención, un sonido que ella conocía muy bien desde niña, se volteó hacia donde provenía el ruido y allí lo vio. Un gato negro, el mismo que ella había visto hace tantos años, Chat Noir había observado a la joven desde lo alto de los arboles observando como su curiosidad la habían convertido en alguien decidida a saber lo que había del otro lado del muro. Aunque fuera a tener problemas con su amo, la llevaría hasta el otro lado para poder ver esa sonrisa en el rostro de Marinette, así que, caminó hasta el muro que comenzó a abrirle un camino.

—Espera, gatito.

Con la ayuda de Chat Noir, que caminaba hacia el frente, el muro se movía para darle paso, la joven siguió al gato desde cerca, observando como hacia adelante había un camino y por detrás las ramas volvían a cerrarse para formar el muro. 

Finalmente el gato de detuvo del otro lado, Marinette quedó sorprendida al ver por primera el Prado, desde donde estaba parecía que estuviera en un enorme jardín, sólo que el sol no podía brillar y se maravilló al observar que no había nieve que cubriera los suelos.

«Es hermoso».

Con curiosidad, ella comenzó a caminar por los alrededores, sorprendiéndose tanto de las maravillas que estaba viendo, como de las criaturas que comenzaban a observar su presencia con curiosidad, ya que tenían mucho tiempo de no haber visto a otro ser humano pisar el Prado.

Malgreste observó entre las sombras de los árboles como había logrado entrar la joven y no le fue apartando la vista, observando con frialdad todo lo que estaba haciendo. 

«Voy a convertir a ese gato en un adorno cuando lo vea» pensaba.

Caminó entre las sombras hasta que observó como las hadas se iban acercando a Marinette mientras ella extendía su manos hacia ellas para tocar sus manos pequeña. Sin embargo, cuando las hadas estaban sintiendo la presencia de Malgreste muy cerca, se fueron volando lejos de la joven y ella volteó hacia los árboles, observando una sombra moviéndose entre la oscuridad.

—No temas, sal de ahí.

Malgreste al escucharla se río ante su comentario.

—Yo no tengo miedo, eres tu la que has de temerme a mí.

MalgresteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora