Capítulo 29

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Cuatro días. Llevo cuatro días entrenando tanto con mi poder como en las maniobras de defensa. Debo admitirlo, estoy cada vez más nerviosa, el tiempo se está acabando y es cuando empiezo a pensar en las cosas que pueden salir mal ahora más que antes.

El miedo que sentía antes a mi poder desapareció, Caín ha sido un buen guía. Es verdad que no hemos hablado mucho luego de que discutiéramos el otro día por nuestros distintos puntos de vista pero tampoco ha actuado odioso al momento de entrenar, todo lo contrario, es paciente, cuidadoso y respetuoso. Hemos visto lo mismo por cuatro días y él ha ido agregando nuevos desafíos. Ya he logrado controlar el fuego, soy capaz de lanzarlo en la dirección correcta, ya sea en una ráfaga o en una bola de fuego, también aprendí a controlar en qué partes debo activarlo, no puedo atacar mientras me estoy incendiando por completo, eso no se vería para nada cool.

Pero quiero aprender nuevas cosas, quiero que me ponga más desafíos y por eso hoy en cuanto lo veo avanzar con su bolso lleno de quién sabe qué cosas lo detengo.

–¿Podemos aprender algo nuevo hoy? –Pregunto.

–Ya te lo he dicho antes, no intentes correr porque te puedes caer. – Ruedo los ojos, pareciera que habla con una niña.

–Pero yo ya sé lo que me has enseñado hasta ahora, practico todo el día y luego en la noche salgo a reforzar lo que vemos ¿no basta eso?
–No. – Dice con voz firme. – Aún te falta concentración al momento de luchar mano a mano.
Frunzo el ceño y casi me echo a reír. ¿Yo? ¿Yo con problemas al pelear mano a mano?

–Sé lo que piensas, si eres buena luchando pero no muy buena luchando con tus poderes. Para eso tenemos humanos de nuestra parte, para que peleen sin poderes y para eso tenemos a orígenes de nuestro lado, para que usen sus dones. – Cierro la boca, no porque me quedara sin palabras sino porque no quiero hacer de esto un lío más grande.

Me doy la vuelta y vuelvo a calentar. Estiro los brazos y las piernas y entonces lo escucho.

–Pero respondiendo a tu pregunta. Si, vamos a hacer algo diferente hoy, con una condición.

Lo miro dudosa. –¿Cuál condición?

–Que apruebes la prueba de hoy. – Inclino la cabeza.

–Bien, sea cual sea lo lograré.

–Bien. –Mira hacia su derecha. – James, puedes venir.

Mi pulso se acelera al escuchar el nombre del cazador, luego lo miro venir hacia nosotros. Está usando un traje de combate y se mira demasiado rudo con el puesto, sus brazos anchos por entrenar toda su vida pueden intimidar a cualquiera. Es como una roca andante. Ahora Caín me mira a mí. – Abby, esta es tu prueba, si la pasas entonces avanzaremos a otro nivel. – No hay preocupación en su voz o en su rostro cuando lo dice, es más, parece pacífico, demasiado para mi gusto.

–¿Pelearé contra él? – Pregunto asombrada.
–Y sin arma alguna. –¿Sin arma?

Al ver mi rostro prosigue. – Ellos no necesitarán una para asesinarte así que debes aprender a tampoco hacerlo. –

Miro a Caín y luego a James, no he cruzado palabra con él a pesar de saber quién es. El segundo amor de mi madre luego de mi padre. Su mirada no es dura como debe ser la mirada de uno de ellos, parece disculparse más bien.

–Cuando quieran. – Dice Caín señalándolo.

No estoy enojada. No lo estoy porque sé por qué hace esto y es que quiere que vea los peligros de enfrentarnos a los cazadores, justo ahora, en este momento iba a verlo, tal vez James tendrá un poco más de cuidado conmigo pero sé que el resto de los cazadores no lo tendrán, ellos buscarán como matarme en cuanto me vean, no les importará mi nombre, mi edad ni por qué hago esto, justo por esas razones no estoy enojada pero no significa que no esté temblando de miedo por dentro.

Infierno Helado © [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora