Capítulo 34

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Me quedo parada en la habitación viendo con asombro los cuerpos de los cazadores, las paredes están salpicadas de rojo y los vidrios ahora caídos están teñidos de rojo.
El primer pedazo del suelo cae y es en una esquina de la habitación. Zack se levanta y deja a su hermano recostado, coloca sus manos juntas en su pecho y las besa antes de acercarse a mí, no puedo ver bien por el sudor y las lágrimas. No es necesario repetirle que debemos irnos, Zack me toma de la mano y me dirige a la salida.
–No puedo dejar que tú tampoco mueras, si estuviera solo me quedaría a morir con él pero tú estás aquí y no puedo perderte tampoco a ti. – Dice con voz ronca.

Pasamos entre los cuerpos, sigo llevando mi espada en mano pero decido guardarla, es muy pesada para mí en estos momentos. Bajamos los escalones con prisa, escuchando como más pedazos caen, el polvo se levanta mientras bajamos el último escalón y dejamos el cuerpo de Sebastian Anderson, el hermano de Zack y Jesse, atrás.

Zack agarra las armas que puede de los cuerpos y las guarda, me tiende algunos cuchillos.

–Es todo lo que tenemos ahora, ellos se llevaron el resto. – Me dice.
Comprendo lo peligroso que es, tienen nuestras armas envenenadas.

No digo nada, no me atrevo y no sólo por temor a qué decirle a Zack. Sino por mí, no puedo dejar de ver el cuerpo de Sebas, me reconforta saber que no sufrió a la hora de su muerte, que la bala dirigida a su cabeza lo mató al instante. Pero eso no hace ningún cambio en mi pesar, está muerto, realmente lo está.
Dejamos el edificio, no hay cazadores a la vista, sólo alguien que corre en nuestra dirección como si de su vida dependiera, al principio pienso que a esa persona la siguen más cazadores y luego comprendo que no es así, está solo y camina hacia nosotros.
Deseo con todas mis fuerzas que sea Jesse, que venga y consuele a su hermano y con la vista de ambos juntos y abrazados me sienta un poco mejor, pero no es él, es Caín.

Cuando me ve hay alivio en su rostro. –Habías desaparecido. – Dice. – Y luego vino el terremoto, algunos edificio cayeron y pensé que... que en uno estabas tú, fui a ver cada uno de ellos pero no te encontré hasta ahora. – Parece cansado, no deja de respirar por la boca.

Una herida pasa cerca de ojo, no es profunda, es apenas un rayón.
No le digo nada, ve a Zack y comprende que algo salió mal.
Busca a alguien más con la mirada. Lo comprende, de verdad lo hace.
–Lo siento. – Le dice a Zack. – Lamento tu pérdida.
Zack niega con la cabeza. – No, no lo haces. – Pasa saliva. – Había algo que quería decirles antes de que nos atacaran y rompieran nuestro contacto, James estaba aquí, estaba atado en el bosque. Se dieron cuenta de su traición y lo golpearon hasta que se desmayara, luego lo dejaron en el bosque.

–Tenemos que ir por él. – Digo de inmediato, mi voz ya no suena fuerte, es apenas un susurro.

–Vayan ustedes. –Dice Zack. – Ya no quiero pelear más.

–Por favor, no te dejaré Zack, ven conmigo. – Vuelve a negar. – Yo te cuidaré. – Le digo.
–Lo lamento Abby, no puedo. – Toma mi mano y la aprieta con fuerza antes de empezar a caminar a la entrada del edificio, no entra, se sienta en medio de la pasada.

Miro a Zack, no quiero dejarlo, no puedo.
Empiezo a caminar hacia él pero Caín toma mi mano. – no puedo dejarte. – Le digo. – Eres como mi hermano, te quiero.
Me mira, a través de sus pestañas mojadas. –Y tú eres como mi hermana pero no puedo pelear más, Sebastian está muerto, como mis padres. La muerte me ha rodeado desde pequeño, ahora me doy cuenta de que sigue por aquí, no quiero ver como otra cara conocida pierde la vida delante de mí. Vete por favor, no dejes que James muera también. – Luego mira a Caín. – Y tú cuida de ella, si algo le pasa entonces no me importarán mis palabras y también morirás.
–Ella está a salvo conmigo. – Sus palabras me recuerdan a Jesse, quiero ir por él, quiero saber i está bien pero por el momento tengo que ir con James, mi madre no soportaría que su otro amor muriera lejos de ella.
Corro junto a Caín, doblamos la calle hasta que no veo más a Zack.
Dos cazadores se interponen entre nosotros y la última cuadra antes de la salida. Mueren atravesados por flechas.

Infierno Helado © [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora