Capítulo 35

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Es sorprendente como todo puede cambiar en un minuto. Nuestras acciones por mínimas que sean, pueden definir nuestro futuro, a veces no es el que esperamos pero eso es porque nuestras acciones no fueron buenas.
Sabía que las decisiones que iba a tomar iban a ser egoístas, pero se trata de un mal mayor y no puedo dejar que mi familia salga herida, los primeros vienen por nuestras cabezas, Jesse sabe todo sobre la comunidad y ya no confío en él como para decir que guardará el secreto, así que era hora de irnos, tengo que dejar todo atrás, mis amigos, mis compañeros y mi pueblo, todo de una manera egoísta pero ya no me importa más, o eso trato de decirme.
Cuando llegamos a la comunidad no había nada que bajar, ya no llevábamos armas, sólo éramos nosotros.
No me sorprendió el no ver más camiones estacionados, sabía que todos habían tomado rumbos diferentes. Al menos no sería la única egoísta.
En cuanto cruzamos la barrera, varias de las personas que se habían quedado en la comunidad a salvo. Caín tenía que hablar sobre lo sucedido pero no estaba lito, por eso se acordó que Elías hablaría y Caín lo acompañaría en silencio, yo no me quedo a ver lo que pasa, corro hacia la cabaña en donde mi madre se encuentra.

La puerta se abre antes de que si quiera llegue al porche, mamá sale corriendo hacia mí y me abraza con fuerza.

Me encargo personalmente de contarle lo sucedido, llora conmigo y se sorprende al igual que yo sobre lo de Jesse, veo el enojo en sus ojos y sé que si lo tuviera de frente lo quemaría vivo.

Pasan minutos que parecen horas mientras hablamos y justo cuando quiero llegar a una de las partes más importantes, alguien toca la puerta. Es James, luce mejor.

–¿Te curaron? – Le pregunto mientras lo dejo pasar. – Estoy aliviada de que esté bien, me había dado un gran susto.
–Si, algo de magia, algo de medicamentos, nos están atendiendo a todos, deberías ir a que te revisen las heridas... –Deja de hablar cuando ve a mi madre, ella corre hacia él y lo abraza.

–La cuidaste. – Dice con los ojos cerrados. – Gracias.

–James cumple sus promesas mamá. – Digo sonriendo.

No me siento una extraña en medio de esto, me siento... en familia, sólo falta Jared.
Nos sentamos los tres en el sillón.

–Tenemos que irnos. – Es lo primero que digo.
–Eso es lo que quería sugerirles, he estado en casi todo el mundo, conozco lugares seguros a los que podrían mudarse. – Dice él.

–No lo sé, es nuestro hogar... –Dice mamá, sé que no está lista para irse. Creció aquí, conoció a papá aquí y se enamoró dos veces aquí y también nos vio crecer, nos vio marcharnos...

Todo aquí, no es fácil, tampoco para mí pero es necesario.
–El hogar es donde la familia está reunida, podríamos vivir incluso en una caja bajo un árbol y seguiría siendo un hogar. – Le digo yo. – Quiero lo mejor para nosotros, además... necesito irme mamá, no quiero estar aquí, me produce dolor.
Mamá suelta aire. –¿A dónde iríamos? – Dice cediendo.

Miro a James. –¿Adónde sugieres?¿A dónde iremos James?

Me mira sin comprender. –¿Dijiste "iremos"
Asiento. – Claro, tú te vienes con nosotras, eres parte de mi familia ahora.

Su rostro casi me hace reír. –¿Lo dices enserio? – Pregunta sorprendido.
Asiento. Es totalmente enserio. – Vienes con nosotros.

Todo está decidido, todo cambiará.
Cuando salgo de la cabaña trato de memorizar cómo se siente el aire aquí. Frío y limpio.

Varios ya se están yendo, están haciendo lo correcto.

Busco a Caín con la mirada y lo encuentro despidiendo a un grupo grande de orígenes, los ve irse mientras me acerco a él.

Infierno Helado © [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora