CAPÍTULO 4

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Me ata, me ato, me aferro 

a la juventud de tus labios

 a la fuerza de tus muslos

 a la ambición de tus ideas

 a mi virilidad en tu flor.


¿Qué tanto odio puede guardar un corazón? Suponía que la misma cantidad en la que guardaba amor, inmenso e inimaginable. Inugami se paseaba por los oscuros pasillos de la casa durante esa madrugada, su visión superior le permitía tal cosa sin chocarse con ningún mueble o pared, uno pensaría que se escurriría por la habitación de la joven doncella de verdes ojos pero en cambio se fue de largo; a la habitación del zorro plateado.

No necesitaba tratar de ser silencioso su naturaleza lo hacía liviano a los oídos de casi cualquier criatura, como una sombra se coló por las grietas del shogi y lograr estar dentro, el contrario estaba completamente dormido abrazado a una almohada cual bebé, Patético, repulsivo, esas eran las exactas palabras que le describían de maravilla. Sus rojos ojos observaban al hombre con todo el odio que era capaz de sentir, odiaba su rostro, su cabello plateado, los ojos dorados y por sobre todo odiaba el amor que esté sentía por su Kohina. Creía firmemente que ahora podía ver lo que en su momento él mismo vio; cuando conoció a Kohina no solo vio a la pequeña niña sino también a la mujer en la que se convertiría y la deseo como no había deseado a nada más en el mundo, ni siquiera un hogar.

Por supuesto que sus ojos siempre estaban puestos en el futuro, en definitiva no le molestaba la imagen loli de hace unos años atrás, podía decir que le parecía más que solo adorable pues evocaba una parte más prohibida de su amor, pero ahora era una joven señorita de una belleza sin igual, soñaba con el momento en que ella simplemente, llegado el momento, decidiera seguirlo a los confines del mundo, incluso si no llegaba a amarlo anhelaba profundamente que lo eligiera por sobre los demás.

Todo parecía ir bien en cuanto a su planificada vida, hasta aquel fatídico día, él también recordaba el día en que la niña se hizo mujer con tanto detalle que fácilmente podía decirse que era una locura, sí, él sabía perfectamente a que se debía, llevaba meses esperando ese momento especial que cuando sucedió no pudo reaccionar a tiempo. Estaba tan absorto disfrutando de la esencia femenina más dulce, se imaginaba impregnándose de ella, dejando la propia en el pequeño cuerpo logrando una mezcla perfecta de ambos, tan alto voló que cuando fue al encuentro con su amada, alguien ya había contestado su llamado por él.

Había llegado tarde...

Se había sentido tan miserable al ver aquel hombre tratando de consolarla, siendo el primero en conocer esa etapa en ella, que considero seriamente asesinarlo mientras dormía, lo único que lo había impedido era que esa misma noche tras el zorro dejar a la joven en el baño, él le ofreció su ayuda lavando las sabanas en su lugar. Ambos en el mismo lugar compartiendo un momento por de más íntimo, ella tuvo la confianza de bañarse con él dentro mientras se encargaba de las sabanas, se sintió tan halagado que no trato de verla demasiado mientras se aseaba (un pequeño vistazo nunca estaba de más) sin embargo se controló lo suficiente como para no tomarla en ese momento. Por muy cursi que sonara, el en verdad quería que esa fuese la decisión de ella.

Quería que se entregara a él porque ella así lo permitía, quería darle la oportunidad de elegirlo.

Estuvieron un rato más ahí, ambos en silencio observando el ciclo de la lavadora terminar, la chica parecía confundida y distante, no deseaba que estuviera de ese modo, por lo que tomándola de la cintura la coloco frente a sus piernas para poder envolverla en un abrazo, reconfortándola. Ella parecía relajarse en ese abrazo lo suficiente como para que su errático corazón se controlara, el ciclo termino y por primera vez doblo debidamente la tela para entregársela, no fue necesario decir nada más, ella le obsequio una diminuta sonrisa acompañada de un extraño abrazo. Sí esa había sido la mejor decisión de su vida, no la acompañó hasta su habitación sabía que el kitsune seguía despierto esperando por ella.

Im Laufe der ZeitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora