CAPÍTULO 1

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La vida había cambiado en tantas formas, o al menos habían cambiado demasiado desde que el existía, lo único que no lo había hecho era la manera en la que amanecía y por supuesto su fascinación por ver los primeros rayos de luz.

Como lo hacía justo en ese momento, el cielo comenzaba a enrojecer lentamente dejando atrás su manto azul marino, ese cambio de tonos era simplemente maravilloso, a través de los años había desarrollado ese gusto, sin embargo ese día su motivo para observar la salida del astro no era otro más que la preocupación.

En tan solo unas horas la pequeña Kohina, volvería a la escuela para cursar su último año de secundaria y él estaba más nervioso que la propia chica. Si bien el tiempo había transcurrido eso no significaba nada, al menos no para ella; Kohina siempre seria Kohina.

Por supuesto que aún se consideraba una muñeca, aunque por lo menos ahora era un poco más reservada al respecto, pero seguía sin tener demasiado "contacto social" en los niveles normales para una chica de su edad. Todavía recordaba cuando evitaba a toda costa la compañía de otros que no fueran Inugami, Shigaraki y el mismo, llegando a aislarse a sí misma, habían avanzado desde aquel entonces, lentamente pero lo habían hecho, el peculiar carácter que poseía era el principal motivo ¿Qué sería de ella sin su sarcasmo e ironías meramente adultas? Jamás lo sabrían.

Con la mañana recién llegada, decidió que era momento para comenzar a preparar el desayuno, como ya se había vuelto costumbre, se colocó su delantal y comenzó con la preparación del mismo. No paso mucho antes de que una adolescente Kohina entrara al comedor dispuesta a tomar su desayuno, seguida muy de cerca por Inugami quien no había cambiado en lo absoluto y que, por el contrario, su obsesión con la chica había aumentado un poco DEMASIADO para el gusto de Kokkuri-san y el creía saber la razón de su aún más loco cambio de actitud; Kohina se estaba convirtiendo en una hermosa joven, los encantos femeninos que se escondían en su infantil ser poco a poco hacían acto de presencia, mostrando a la mujer que en ella aún se esconde.

Desvió el rostro de lo que hacía para prestar atención a la chica, su increíblemente negro cabello había crecido hasta alcanzar la mitad de su espalda afinando aún más su rostro, el busto había crecido aunque no demasiado, sus piernas se habían torneado, su rostro se había hecho más femenino, los verdes ojos habían obtenido cierto brillo y había aparecido la curvatura de su cintura. Y él tuvo la oportunidad de apreciar de primera mano la metamorfosis que atravesaban los humanos cuando alcanzaban cierta edad. A su memoria llegaba el momento en el que ella había dejado de ser una niña para ser oficialmente una señorita. 

Llevaban un día completo sin hablarse debido a una pelea trivial cada vez más seguidas y que el atribuía a sus hormonas. 

Durante la noche él había percibido el aroma de algo demasiado dulce al punto de que comenzaba a irritarlo, pesando que quizás la chica había olvidado dulces abiertos por su habitación, se levantó completamente dispuesto a darle un sermón nocturno sobre lo irresponsable que era. 

Recordaba con vergüenza como ella se había negado a salir de la habitación y que el pensando que seguía molesta por su disputa de la noche anterior, entro a la fuerza encontrándose con una extraña escena que realmente no esperaba ver; ella estaba congelada en posición fetal en un rincón del cuarto con su mirada perdida, similar a la vez en la que Shigaraki la había engañado con aquel ramen falso y paso dos días sin moverse, asustado por lo que veía se acercó rápidamente tratando de averiguar el motivo de su aturdimiento, más ella no reparaba en su existencia por más que la zarandeaba simplemente no reaccionaba, desesperado comenzó a buscar con la mirada por toda la habitación buscando algo fuera de lo usual pero, todo estaba exactamente igual que siempre, salvo por ella claro está, realmente quería tirar de su cabello el no entender que sucedía y ese irritante olor dulce no lo dejaban pensar con claridad, se levantó del suelo para buscar la fuente de su irritación y comenzó a olfatear el aire para dar con ello. 

Im Laufe der ZeitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora