CAPÍTULO 6

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  Quería que cayéramos juntos, 

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  Quería que cayéramos juntos, 

Como habíamos jurado hacer.  


De nuevo se encontraba ahí contemplando las posibilidades.

Llevaba ya casi tres días dedicándose únicamente a ello, tratando de entender sus nuevos desvaríos. Ya ni siquiera comprendía porque era que le gustaba perder el tiempo de semejante manera, ¿se debía a sus adolescentes hormonas? Era una posibilidad bastante desagradable si se lo preguntaban, por culpa de esas aberrantes cosas se veía orillada a tomar decisiones estúpidas, claro sin contar su aún más disparatada curiosidad.

No negaba que la intriga le podía demasiado, lo suficiente como para tener en seria consideración atar al zorro a una silla para explorar como mejor le fuese posible, sin embargo Kokkuri-san era una criatura sobre natural por lo que le tomaría más tiempo atarlo que a él soltarse. Chasqueo la lengua como muestra de frustración, si bien su protector era aparentemente torpe sabia que no tardaría demasiado en zafarse de una situación incomoda, además tampoco quería que éste se enterara pues de ser esa su intención, ella misma se lo habría hecho saber desde la primera vez que eso le sucedió.

Se encontraba durmiendo plácidamente en su lecho cuando el sonido de una pelea la despertó, se trataba de aquel viejo tanuki al que consideraba su abuelo y del kitsune que con molestia trataban de deshacerse de una extraña criatura de dos cabezas como dragón y cuerpo de algo parecido a un oso.

Si bien aquella quimera era gigantesca, tenía problemas para cubrirse de los básicos ataques de ambos espíritus. Su gran altura que cualquiera consideraría un virtud era opacada por la carente inteligencia de la que era poseedor; Una lastima en diversas maneras.

La criatura notó la presencia de la joven lanzándose de inmediato dispuesto a atacarla, de alguna manera se las arreglo para evitar un manotazo que seguramente la habría mandado a volar varios metros, huía lo mas rápido que le permitían las piernas a través de su casa tratando de no chocarse contra los muebles.

Sin querer giró a la derecho justo en uno de los pasillos que no llevaban a ningún lado, observo la pared con impotencia girándose para encarar al monstruo que la perseguía. Los ojos amarillentos la observaban con triunfo, sintió la extraña lengua en su mejilla degustando el sabor de su próximo bocadillo, se dejó caer al piso totalmente paralizada al no saber que hacer y mucho menos hacia donde correr, la criatura empezó una carrera frenética listo para atacarla; cerró los ojos esperando el golpe final.

Una mano cálida apresaba suavemente su cintura, abrió los ojos sintiéndose confundida por el delicado contacto en ella, vio con sorpresa al zorro con la mano libre atravesando el cráneo de aquella bestia que lentamente caía al recibir un golpe mortal, había estado tan ocupada huyendo que se había olvidado por completo de que tanto Kokkuri-san como de Shigaraki se encontraban ahí.

Im Laufe der ZeitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora