CAPÍTULO 9

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Sin importar cuantas veces renazcas 

ni cuánto tiempo me tome, 

voy buscarte y te prometo 

que te haré sonreír cada día de tu vida.


–¿Qué quieres decir con que no vas a ayudarme? – preguntó sin creérselo Kokkuri-san.

– Justamente eso, no creo que la palabra pueda interpretarse de otra manera. – le contestó tirado en el piso de su habitación tomando otro trago de su sake sin apremio.

– ¿Por qué demonios no? – escupió irritado.

– ¿Por qué iba a hacer algo como eso? Las cosas están yendo bien tal y como están. – dijo finalmente dirigiéndole una mirada molesta.

– Pero has sido tu quien me lo ha prometido ¿o acaso olvidaste las cursis palabras que me dirigiste fuera de mi habitación? – dijo ahora sentándose frente al tanuki, por despectivo que hubiese sonado su pregunta en realidad había apreciado las amables palabras dirigidas a su persona, lo único que podría rescatar del nini frente a él.

– ¿Yo dije algo así? – se rascó la cabeza fingiendo demencia, por supuesto que no las había olvidado y mucho menos se avergonzaba de lo que dijo, ya no era un niño como para sentir vergüenza de algo tan ridículo como eso pero, si deseaba ver rogar a ese estúpido zorro.

– No bromees ahora Shigaraki. – contestó desanimado, su oportunidad que ya era de por si tan frágil como el ala de una mariposa parecía desvanecerse ante esa conversación.

– De todas formas aunque lo hubiese hecho, las cosas han cambiado ¿no te parece? Ya no estamos en posición de intervenir. – si no fuese tan bueno engañando ya se habría reído de lo anterior dicho, no era que Kohina fuera infeliz era solo que parecía incompleta, no es el rostro que muestra alguien genuinamente enamorado.

– Sé perfectamente que no lo estoy haciendo en el tiempo y forma correcta como alguna vez me lo ofreciste. – si pudiese demostrarle que estaba en verdad arrepentido por su decisión ¿pero cómo explicarle a ese desobligado lo que eran las ataduras de la responsabilidad? ¿rogando, tal vez?

– No, no lo haces. – no era capaz de soportar la cara larga de su platinado amigo pero tampoco quería causarle un daño innecesario a Kohina. - ¿No crees que estas siendo egoísta? Quiero decir ha pasado un año y ella finalmente tiene una relación estable ¿no era eso lo que querías conseguir aquí?

– ¿Crees que no me lo he planteado? Ha sido una tortura verla diario con Inugami sin poder hacer nada, no tienes idea de lo difícil que es ni siquiera poder hablar con ella. – vio como apretaba las manos cortando la circulación, más sus palabras en realidad lo habían hecho molestar ¿qué diablos sabía de sufrimiento durante el último año?

– ¿Difícil dices? Permíteme que me ría, no pienso ayudarte después de todo lo que yo vi ¿acaso sabes cuantas noches pase consolando a esa niña después de que la rechazaras? Hasta hace muy poco que pudo estar tranquila, y aunque odie admitirlo el propio Inugami ha tenido mucho que ver en su recuperación. – de pronto su sake dejó de tener buen sabor la inconfundible ira había amargado su preciada bebida, tras lo dicho se dio cuenta de su injustificado arrebato, eso era un tema personal de la chica y acababa de exponerla justo frente a quien menos tenía que mencionarlo; seguro querrá matarlo en cuanto se entere.

– ¿Qué dijiste? – el rostro sorprendido en realidad no mostraba el verdadero sentimiento que lo embargaba en ese momento, ya una vez había visto llorar a Kohina después de abandonarla para recuperar el Ramen que el mismo había confiscado, fue hasta que ella le llamó a través del tablero que regreso conmovido y secretamente se había prometido no volver a darle motivos para que llorara, por muy adorable que le resultara también le rompía el corazón verla en ese estado.

Im Laufe der ZeitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora