CAPÍTULO 3

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Dos días completos habían pasado desde ese incidente.

Días en los que no se habían dirigido la palabra más que lo estrictamente necesario. Kokkuri-san seguía genuinamente consternado mientras que Kohina no le había dado mayor interés a sus silencios, claramente en algún momento debía de superar lo anteriormente acontecido por lo que continuo su vida normalmente.

De vez en cuando ella le dirigía breves miradas con la intención de ver si este ya se dignaría a hablarle, en ocasiones sus miradas chocaban por unos segundos para ser rápidamente cortado por él con su ya característico rubor, dando así por terminado su nulo contacto.

Todos en la estancia habían notado ese extraño intercambio entre ambos, en general era normal los prolongados silencios de la chica, lo alarmante era que esta vez el zorro evitara a toda costa cualquier tipo de contacto con ella siendo que los papeles siempre eran contrarios. Shigaraki se preguntaba seriamente que era lo que había sucedido sin obtener respuesta, tan solo unos días atrás las cosas funcionaban como siempre, él siendo una niñera hostigosa y ella pues... siendo ella. Sin duda algo interesante debió de suceder pues de otro modo no encontraba razones para ese incomodo distanciamiento, su curiosidad era muy fuerte y no tardaría demasiado en preguntar.

Por su parte Inugami estaba igualmente serio con la diferencia de que él sabía perfectamente que era lo que estaba sucediendo, ni siquiera había intentado molestar a Kokkuri-san pero debido a la situación nadie se había dado cuenta. Estaba furioso pero a diferencia de Shigaraki el no intervendría mientras no viese nada fuera de lo ordinario, de ser así él pondría fin a la existencia de ese molesto zorro. Ya tendría su momento, con el tiempo.

El peli-plata estaba pensando en tantas cosas y a la vez en ninguna, pues cualquier línea de pensamiento que tenía era inundada por la imagen de su descarada niña por lo que él rápidamente cortaba sus ideas, sabía que estaba mal cortar la comunicación entre ambos especialmente si compartía el cincuenta por ciento de la culpa con ella, pero ¡le era imposible el solo mirarla sin sentir que se desmayaría de la vergüenza! Se sorprendía de ver que era el único afectado, la chica estaba igual de fresca que una lechuga, mientras él se perdía en el mar de la desesperación y el posible suicidio.

Mientras dejaba en medio de la mesa un plato de verduras al vapor, sus manos rozaron accidentalmente con las de ella, se congelo un segundo en su lugar sin expresión alguna, no planeaba hacer reacción que delatara su sentir, no cuando ese par de idiotas estaba presente y expectantes de cada uno de sus movimientos.

Sintió el roce de su protector cuando ya era demasiado tarde para retractarse, su desayuno necesitaba un poco más de sal por lo que trato de tomar el frasco del mismo sin ser consciente de que él hombre estaba por recorrer el mismo camino, lo observo de reojo tratando de leer lo que haría pero se encontró con un rostro inexpresivo, ¿acaso pretendería que no sucedió? No entendía porque continuaba con su ridículo comportamiento, la sensación de que se enfurecería quiso dominarla pero desapareció rápidamente, ella no perdería el tiempo con eso, si él deseaba continuar así que lo hiciera.

Con toda la fuerza de voluntad de la que era poseedor se sentó en la mesa dispuesto a ignorar lo recién acontecido, por supuesto que no le fue indiferente la mirada escrutadora de Kohina así como su creciente ira, pero esta vez no haría nada para remediarlo. El momento llego y la jovencita se fue al colegio sin despedirse de nadie y kokkuri-san no esperaba que lo hiciera, ahora estaba solo en la cocina iniciando su rutina de limpieza en lo que podrían ser sus únicas horas de paz.

Qué bonito es soñar con lo imposible...

Shigaraki no compartía su filosofía por lo que a pesar de tener cosas más importantes que hacer - como asediar mujeres, por ejemplo - decidió que por hoy optaría por saber que sucedía en casa, vio a su casero concentrado enjabonando un vaso con ahínco si continuaba así pronto el delicado objeto de cristal se rompería. Era hora de su despliegue de preguntas.

Im Laufe der ZeitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora