CAPÍTULO 13

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Sobre mi frente sentiré aquel beso

que me hará desear morir antes que perderlo.





– Apenas y comparto tu opinión mi descarriada progenie, sin embargo tu ingreso no está a discusión. – de aquel zorro blanco comenzó a emanar lo que parecía una especie de vapor de textura algodonosa, el cuerpo animal comenzó a ser envuelto liberando así lo que sería su siguiente imagen.

– Mil ejércitos no podrán detener mi entrada, deberías saberlo de sobra. – Kokkuri-san señaló a shigaraki el lugar vacío a su izquierda, lo último que necesitaba era que el mapache fuese herido por la mano de su padre.

– Mejor que nadie, para mi desgracia. – del manto denso salió una figura humanoide envuelta en luz. El destello difuminado mostró la imagen de un hombre joven de largo y alborotado cabello blanco enfundado en una kimono azul ligero, ojos bermellón serios, piel nívea, rasgos varoniles en breves palabras un hombre primoroso.

– En alas de tu entendimiento deberías considerar llamarle aquí, así yo cumplo con no entrar y tu cumples con tu deber de deshacerte de los intrusos. – una sonrisa diminuta decoró unos instantes al Zenko.

– Vaya, casi me atrevería a decir que extrañé tu cinismo, pero respondiendo a tu absurda propuesta tendré que rechazarla. – el destello carmín se dirigió al mapache junto a él. – no olvides llevarte a tu... fascinante compañero contigo. -

– Kokkuri-san... - susurró Shigaraki mientras daba un paso al frente, le guiñó un ojo señalándole la espalda del hombre que se interponía en su camino con la clara intención de subyugarlo mientras se marchaba, no tenían nada más que perder.

Ambos se lanzaron a los costados del guardián con la intención de someterlo. El mayor logró zafarse del agarre de kokkuri-san, Shigaraki aprovechó para tumbarse al piso llevándose al mayor junto con él, con la cinta de su haori trató de atar sus manos en vano pues las piernas de su progenitor se enredaron en sus pies logrando así que perdiera el equilibrio; tan rápido como lo recordaba.

– No me obligues, Sarutahiko, mi lealtad está con Inari y por ello – la hoja de una katana apuntaba peligrosamente su cuello, acercándola más su padre continuó. – Mi mano no temblara ni siquiera contigo, hijo. – el semblante frío y calculador esperando cualquier movimiento en falso para clavar el filo en su carne.

– Oiga ¿de verdad le va a rebanar el cuello al zorro? Se que es desesperante y posiblemente fue un mal hijo, pero esto me parece extremista. – con una rama el mapache había apartado el filo de su garganta, el zenko observaba aburrido la palabrería del tanuki.

– ¿Continuas aquí espíritu? Retírate a desdichar a otros, nada te incumbe este asunto. – haciendo caso al anciano enfundó nuevamenta la katana. – Ambos deberían marcharse. -

– ¿Qué te parece un intercambio? – Shigaraki se acercó sonriente, a pesar de las gotas de sudor que recorrían su espalda debido a lo cerca que casi había visto morir al zorro, pero no podían perder la oportunidad.

– ¿Ah si, y que es lo que propones? – el centinela los vio desde el hombro esperando el parloteo que detenía su marcha. –  ¿Qué podría querer mi señor de ustedes? –

– En realidad creo que esto podría interesarle ampliamente. – el zorro mayor se dio la vuelta intrigado.

– ¿Qué tanto parloteas idiota? – mas fue silenciado por la cara del mapache, la piel estirada y tétrica mostraba una sonrisa que no encerraba sus ojos.

– Esta es mi oferta. – tomando del brazo a Kokkuri-san Shigaraki hacía una impecable reverencia. – puedes tomarlo a cambio de una audiencia con el poseedor de este santo templo. –

Im Laufe der ZeitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora