Cada quien tiene una educación diferente. Cada quien resuelve las cosas a su manera. Cada quien es completamente lejano a todos.
Pero yo no me sentía así desde que nací.
Recuerdo cuando tenía cerca de, tal ves, cinco o seis años, antes claro de me privara de las pocas cosas bellas que tenía la capital en aquel entonces. Rondaba los pasillos sin vergüenza alguna, me gustaba usar mi vestido azul, mis calcetas altas, mis zapatos boleados, bien peinada, recta, feliz, claro que lo recuerdo.
Me gustaba mi vida.
Era simplemente perfecta.
Dos padres un hermano, un recinto bien acomodado y aseado. Tenía familia extensa, trabajadores, orgullosos, reconocidos por la sociedad que en aquel entonces creía que era la única.
Hasta hoy
¿Me habré echado a perder?
Ahora me pongo a pensar.
Tal ves no es culpa de que mis padres de repente desaparecieran dejándome, dejándonos, solos, con Denisse.
Tal ves fue mi culpa tomarlo de polo a polo.
¿Y si sólo hubiera seguido?
Si no hubiera retado al dictador, si no me hubieran echo las pruebas, o desde antes, si no hubiera elegido el entrenamiento capitalista.
¿Las cosas serían diferentes?
Si, pero de un modo aburrido.
Mi padre decía, entre sus ojos verdes, su suéter azul y sus pantalones blancos, "el hubiera no existe, ya lo haz echo, no hay vuelta atras" lo decía con una seriedad, como si el mismo tuviera el sabor amargo entre la lengua de haber experimentado algo tan atroz y sombrío como para que lo haga decir que cosas pasaron, y no se pueden arreglar.
En efecto, los crímenes que yo cometí fueron desgarradores, simplemente no puedo regresar las vidas que arrebate sin piedad alguna, lo hice, esta echo, ¿fin del juego?
Manchada estoy y el hubiera no me va a ayudar
Cuando crecí, cuando la tragedia y el rencor junto con la venganza llegaron a mi vida, fue cuando madure de una manera poco sana para los de mi edad. Crecer en exceso no me hace ningún bien, pero ya nada hace bien en este mundo.
Los capitalistas, como ya repetí numerosas veces, no son malos, así como los rebeldes, no son malos.
Sólo distintos. No hay nada más que decir.
Las mismas cosas que pienso no son las mismas cosas que digo, ni las mismas que hago.
Pensé tener una vida normal.
Nunca dije tener una.
Dije que seria buena niña.
No lo hice, no fui buena niña.
Fui en contra de todo lo que me habían enseñado.
¿Y ahora que sigue?
Mi cerebro no alcanza a comprender en el lío que estoy metida aunque mis ojos le manden las imágenes rojas, los sacos blancos, las capas negras esparcidas por el suelo. Sólo realmente no se que sigue después.
¿Un ataque sorpresa?
Los capitalistas son más inteligentes.
¿Ellos atacaran?
Los rebeldes pelean diferente.
Me tomo la cabeza, mi cerebro funciona simetricamente, pienso todo antes de que pase.
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Rebeldes
SciencefictionEl juego de las mentiras continúa. ¿Ahora en quien puede confiar la hija de los Mondragón? Ella ya no tiene intenciones de ser un peón más, ahora tiene una expectiva bastante alta y nada imposible la cual alcanzar. Se convertirá en la reina que der...