~ Tres ~

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El día anterior había llegado a casa antes que mi mamá y Melody, agradecí a Dios el hecho de que no me hubiesen visto así; me di un baño caliente y me encerré en mi alcoba hasta ahora, que el sol ya está tan caliente que atraviesa las cortinas y choca contra mi cama pegándome los rayos del sol en el rostro, lo cual ya no me deja dormir.

Y es que, la noche anterior me la había pasado pensando un montón de motivos de porqué Monique me odiaba tanto, yo no le encontraba sentido, incluso hice una lista.

1. Sus padres son ricos, ella es la niña caprichosa que lo tiene todo, su padre incluso es el dueño del yate más grande y lujoso de todo el puerto; en cambio yo, mi madre es la dueña de una pequeña cafetería en dónde yo también trabajo, no somos ricos, claro está, mi familia se conforman por mi madre y mi hermana pequeña, en cambio ella si tiene papá.

2. Tiene cuerpo y cara de diosa, ¿yo qué? Supongo que no es necesario volverme a describir físicamente.

3. Tiene muchos amigos, es la más popular de la escuela, y pues yo soy la fantasma que sólo tiene una amiga, sí, lo has adivinado, Clarisse.

4. Es novia del chico más guapo, lindo, amable, talentoso e inteligente del mundo, tal vez exagero un poquito pero es la verdad, ella tiene a Ashton, y lamentablemente yo no.

Mientras repasaba la lista de pies a cabeza sin encontrar sentido alguno de tanto odio, me quedé dormida, ahora heme aquí, acostada en posición fetal sobre mi cama mientras abrazo mi peluche violeta de caballito de mar.

Knock. Knock.

Escuché que tocaron despacito mi puerta, me aferré más a mi peluche y dije:

-Pase.

La puerta se abrió emitiendo un leve chirrido, la cara de mi madre se asomó entonces buscándome sobre la cama.

-Lili, ¿Qué pasó contigo?- preguntó ella encaminándose hacia mi y sentándose en el borde de la cama, arrugué la frente y me incorporé en mi lugar.

-¿Por qué?

Ella sonrió un tanto triste y frotó con sus manos una de mis piernas.

-Ashton vino por la mañana- abrí mis ojos de par en par, ¿él había estado aquí?- venía a disculparse contigo.

-¿Por qué? Yo soy quién debería disculparse con él- aclaré casi sin aliento.

Porque no me cabía en la cabeza que Ashton, siendo quién es haya venido a mi casa a primeras horas de la mañana a quererse disculpar conmigo cuándo yo lo bañé de mocca.

-Dijo que su novia, Monique- frunció el ceño intentando recordar- te había derramado jugo intencionalmente ayer frente a toda una muchedumbre.

Me encogí de hombros.

-Sí, pero él no tiene porqué disculparse por eso- suspiré- ayer en la cafetería yo le derramé café por accidente y...- mi mamá me interrumpió.

-También me dijo que no te preocuparas por ello, él quería hablar contigo pero le dije que estabas durmiendo, anoche no me tocó verte, te dormiste temprano, ¿fue por eso?- sonrió comprensiva y asentí sin ánimo alguno.

Nos quedamos así por unos segundos hasta que ella tomó una bocanada de aire y salió sin prisa de mi habitación.

Dados unos minutos estaba en el portal de mi casa escuchando música de mi ipod con los auriculares puestos. Mi mamá me había dado el día libre, así que estaba sentada sobre la enorme silla mecedora con los pies doblados. Era una mañana fresca pero aún así el sol estaba algo intenso y sus rayos penetraban hasta la mitad del portal.

-¡Lili! ¡Lili!- escuché que gritaron a lo lejos. Me quité los audífonos callando las voces de Imagine Dragons y alzando la vista para encontrarme con un Luke asoleado desde la calle.

-¿Qué ocurre Luke?- pregunté arrugando la frente y caminando hasta la entrada, abrí la pequeña puerta blanca de la cerca de madera que rodeaba la entrada de la casa.

El rubio entró con las mejillas rojas por el sol, me hice a un lado para que pasara mejor.

-¿Me das un poco de agua?- Me preguntó agitado. Yo asentí y lo guíe hasta la cocina.

Le tendí un vaso de cristal lleno de agua helada, lo bebió casi de un solo sorbo.

-Gracias.- Sonrió, secando con el dorso de su mano las gotas de agua que resbalaban por su mandíbula.

Hice un ademán con la cabeza restándole importancia; colocó el vaso vacío sobre la barra de la cocina y yo me recargué sobre ésta.

-¿Y bien? ¿Me dirás que ocurre?- Volví a inquerir enarcando una ceja. Él asintió.

-Me preguntaba si tu- hizo una pausa- uhm, si tu- comenzó a sudar y jugar con sus dedos.

-¿Si yo qué?- lo apresuré a que me dijera. Inhaló un poco de aire.

-¿Quieres ir a tomar un helado conmigo?

Bueno, sinceramente eso no me lo esperaba.

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