~ Cuatro ~

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Mis converse mugrosos pisaban torpemente el camino por dónde Luke y yo íbamos, cabizbaja y jugando con mis dedos caminaba a un lado de Luke mientras él parloteaba alegremente.

-Dicen que hay nuevos sabores de helado, más divertidos, más ¡heladísticos!- exclamó sonriente alzando sus manos frente a su rostro como si fuese el director de un comercial.

Suspiré y sonreí a medias; me encontraba un tanto incómoda, ¿y cómo no estarlo? Uno de los chicos más guapos, populares y cotizados de todo el pueblo me había invitado a tomar un helado, estando conciente de quién soy, no le hayaba mucho sentido al asunto, sólo sabía que me sentía nerviosa, como si fuese una foto que no encaja en dicho marco, pero de una u otra manera creo que un atisbo de felicidad o satisfacción crecía en mí.

Llegamos a la famosa heladería, ¡venga, que era un pueblo chico y no había mucho a dónde salir! Pero teniendo en cuenta que era turístico por ser de la costa y tener esa bella playa, había varios locales en dirección al mar, ya saben, por los turistas.

Luke empujó la puerta de cristal y se movió un poco para que yo pasara, después me siguió soltando la puerta para que ésta por lógicas razones se cerrara. El aire acondicionado estaba encendido, gracias al cielo, porque estaba haciendo un calor de los mil demonios; caminamos hacia la barra donde estaban todos los helados y cosas por el estilo.

La mujer tras el mostrador nos sonrió y nosotros le devolvimos la sonrisa.

-¿Que vas a pedir?- me preguntó Luke girándose hacia mí. Hice una mueca.

-Napolitano- respondí. Tras escuchar mis palabras la mujer sirvió 3 bolas grandes de napolitano sobre una copa de cristal.

-¿Le agrego alguna otra cosa?- preguntó la mujer mirándome. Negué con la cabeza.

-¿Por qué no?- Luke me miró- échele chispas de colores.

-No me gusta- reí arrugando la nariz, Luke hizo puchero.

-No le agregue nada, así está bien- le ordenó a la mujer quién me dio la copa con el helado.

Después de que Luke pidiera su helado bien cargado e insistiera en pagar ambas órdenes, nos fuimos a sentar a una mesa a tomarlo.

-Hasta el momento sé que te gusta el helado de napolitano y que no te gustan las chispas de colores- me señaló con su cuchara y sonreí para llevarme más helado a la boca.-¿Por qué eres tan callada, Lili?

Su pregunta hizo que me sonrojara y me le quedara viendo, el helado que tenía en mi boca se derritió y me lo tragué a duras penas.

-No soy tan callada- dije sin más.

-Si que lo eres- sonrió Luke- eres linda.

Ignoré sus palabras, porque si las tomaba en cuenta lo único que iba a provocar sería que mi cara ardiera de pena.

Se escuchó el sonido de la puerta abrirse, señal de que alguien había entrado. No podía ver quién era porque estaba de espaldas, pero Luke sí.

-Ay no- lo oí murmurar, bajó la vista a su helado.

-¿Qué?- le pregunté bajito- ¿Qué pasa?

Y antes de que me pudiese contestar una sombra alta nos cubrió, ambos nos giramos y ahí estaba Monique, sonriendo como un tiburón hipócrita.

-Que grata sorpresa- chilló falsamente poniendo sus manos sobre nuestra mesa, que en realidad parecían garras de águila.

Luke rodó los ojos con fastidio y comenzó a tocar sus sienes.

Las uñas largas, picudas y rojas de Monique comenzaron a piquetar sobre el plástico de la mesa, su mirada venenosa se dirigió a mí.

-¿Ya se te quitó el melón de la cara, mosquita muerta?- rió con desdén y apuñé mis manos sobre la mesa aguantándome las ganas de partirle la cara.

-Ya basta, Monique- bufó Luke enojado en mi defensa- puedes irte.

-No hace falta que me corras, Roberto- bramó ella fulminándolo con la mirada. El rubio puso cara de desinterés y se cruzó de brazos recargándose más en su silla.-No entiendo como tantas chicas lindas andan tras de ti y tu las desprecias por una cosa como esta.

Me puse rápidamente en pié y la miré con rabia.

-¿Cuál es tu problema, muñequita de aparador?- le espeté con ira, si seguía con sus estupideces me iba a abalanzar sobre ella a arrancarle las extensiones.

-Es brava la niña, ah- rió ella con burla, debo admitir que su exceso de maquillaje me daba asco.

-Monique- le advirtió Luke enfadado. Ella rodó los ojos.

-Okay, me iré- canturreó- los dejo disfrutar su velada romántica.

Dicho esto desapareció de nuestras vistas.

-No le hagas caso- intentó de tranquilizarme Luke- sólo está celosa.

Lo miré con incredulidad, ¿acaso era una broma?

-¿Por qué habría de estarlo?

Volteó hacia el cristal de la heladería, Monique iba meneando sus caderas a unos cuantos pasos más allá sobre la acera.

-Es más que obvio, ella no tiene la inteligencia y amabilidad que tu tienes- sonrió.

Me quedé pensando en ello. Terminamos nuestros helados en silencio.

-Por la tarde habrá competencias de surf en la playa- dijo él rompiendo el silencio- los chicos y yo iremos, desearía que nos acompañaras.

Caminamos hacia la salida del local, creo que no tenía nada mejor que hacer por la tarde.

-Está bien- respondí asintiendo.

Abrió enormemente los ojos.

-¿Es en serio?

-Sí.

-¿Te acompaño a tu casa?- se ofreció con emoción.

-No te preocupes, me iré sola- le sonreí.

-Entonces, nos vemos a las 5- pasó su brazo izquierdo por su nuca.

Me acerqué y le di un beso en la mejilla.

-Hasta las 5.

Y me dirigí a mi casa.

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