~ Nueve ~

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Había sido muy estúpido de mi parte pensar que yo podría gustarle a alguien como Luke, ¿pero saben que era más estúpido aún? Sentirme mal porque él tenía novia, en lugar de alegrarme porque es mi amigo y porque mi crush es Ashton.

Quién también tiene novia, la cuál me odia.

¿Recuerdan lo que les dije sobre la luciérnaga? Pues en efecto, no resultó ser una luciérnaga inteligente, y me sentía muy mal por ello.

Porque tal vez, sólo tal vez, una pequeña parte de mí quería gustarle a Luke, ¿por qué? No tengo ni idea, tal vez confundí la linda amistad que él compartía conmigo con algo más que sentir amistad.

Lili Summers eres la chica más patética del mundo.

Además, recapitulemos, Melissa es hermosa y viste como una princesa sacada de un cuento de hadas. ¿Cómo podría yo ser más que ella? Pues no, no lo era.

Una mano me jaló del brazo, sí, la mano pertenecía a Clarisse, quién me miraba con tristeza e interrogación.

-Dime qué fue lo que sucedió allá- musitó tranquila señalanado la biblioteca.

Me le quedé mirando, estábamos paradas en la acera afuera de la biblioteca y el sol me estaba tostando como a un pan, aunque tal vez no era tan malo, ya que yo estaba más pálida que la harina.

-No lo sé- admití cabizbaja mirando mis desgastados tenis sobre el cemento de la banqueta.

-Perdón por traerte aquí, yo no sabía, en serio Lili, no tenía ni idea- se disculpó Clarisse con preocupación tropezando con sus propias palabras. Asentí sonriendo débilmente.

-Lo sé amiga, tranquila. Creo que mejor me iré a casa.

-Vamos, yo te acompaño- se ofreció inmediatamente- yo fui quién te trajo acá.

-No- negué con la cabeza- no te preocupes, yo puedo ir sola.

-¿Estás segura?- hizo una mueca no muy convencida, asentí sonriéndole.- Okay, pero me avisas cuando llegues.

-Sí mamá- reí sin ánimos, ella rodó los ojos.- Nos vemos.

Hice un gesto con la mano el cuál ella imitó y me encaminé hasta mi casa. No tenía auto, era pobre y además no sabía conducir, tampoco tenía una bicicleta, y sí, lo has adivinado, no se andar en una.

Llegué a mi casa, cerré la puerta principal tras mi espalda y encendí la luz de la sala de estar. Mi mamá y mi hermanita aún no llegaban.

Subí hasta mi habitación con pereza, aún sentía esa extraña sensación de dolor en mi pecho, pero ahora que estaba sola el dolor era más soportable.

Sí, me gustaba Luke, me encariñé con él. Es tonto pero así son las cosas. Tal vez sólo estaba deslumbrada por Ashton, hasta ahora me venía dando cuenta de ello.

Tomé mi celular, el cuál había dejado encima del tocador y le mandé rápidamente un mensaje a Clarisse de que ya había llegado a casa, acompañado de un emoji sonriente.

Me senté sobre mi cama con las piernas cruzadas y puse el libro frente a mí, ladeé la cabeza y acaricé la portada con la palma de mi mano, se sentía liso, humedecí mis labios para enseguida abrirlo.

Una melodía suave y adormecedora comenzó a sonar, me sobresalté y cerré el libro con brusquedad. ¿Qué había sido eso?

Lo abrí nuevamente con lentitud, ahora el sonido me agradaba, ya no me asustaba. Mi frenté se arrugó al ver todas las páginas en blanco, ¿qué clase de libro era este? Lo hojeé de la primera a la última página y todo estaba en blanco. Que extraño. La melodía no paraba de sonar.

Cerré el libro y me dejé caer de espaldas sobre mi cama. Entonces escuché ruidos fuera, seguro mamá y Melody habían vuelto del trabajo.

-¡Lili! ¡Lili!- escuché gritar a mi pequeña hermana, sonreí y salí a su encuentro.-¡Lili ahí estás!

Corrió hacía mí y la tomé en brazos, pero vaya que pesaba.

-¿Qué tal el trabajo?- pregunté dejándola sobre el suelo otra vez y poniéndome a su altura.

-Atendí varias mesas- sonrió con orgullo, le sonreí de vuelta.

-Que bien, pequeña.

-Lili- me llamó mi madre- ¿me ayudas a hacer la cena?

-Claro mamá, ya voy- respondí volviendo a mi estatura para dirigirme a la cocina.

No me di cuenta que Melody me seguía. Mamá hervía agua en la estufa para hacer spaghettis, Mel se sentó sobre las sillas giratorias alrededor de la barra de la cocina y comenzó a morder una manzana mientras nos observaba a nosotras hacer la cena. Puse la mesa y cenamos tranquilamente, mamá me preguntó que tal había estado mi día, le dije que lo había pasado en la biblioteca con Clarisse, ella habló sobre lo llena que había estado la cafetería y que yo ya no podía faltar al día siguiente.

Lavamos, secamos y guardamos los platos para enseguida subir a dormir. Melody me pidió si podía dormir conmigo a lo cual accedí.

-Trenza mi cabello- pataleó ella sentada sobre mi cama con su pequeña pijama celeste.

Blanqueé mis ojos y me senté tras ella para trenzar los cadejos de su largo y lacio cabello mientras ella tarareaba alguna canción de Taylor Swift.

-Listo- le sonreí poniendo su trenza de lado para que la viera, ella sonrió y comenzó a saltar sobre mi cama- Melody, ya acuéstate a dormir.

-Nop, leeme un cuento Lili- pidió y entonces visualizó el libro azul sobre mi buró, gateó sobre la cama hasta él y lo tomó en sus pequeñas manos.

Algunos científicos dicen que los niños son inquietos al comer chocolate o muchos dulces, mi hermana no ocupaba nada de eso para serlo.

Ella intentaba abrir el libro pero éste se rehusaba a mostrar sus vacías hojas, me crucé de brazos mirándola como luchaba con él.

-Está muy duro- refunfuñó Mel con molestia, me reí y le quité el libro.

-No son cuentos Mel- le dije- anda, duerme.

Puse el libro sobre el buró y apagué la luz de mi pequeña lámpara, cubrí a mi hermana con el edredón y me acosté a un lado de ella.

-Buenas noches Lili- me dijo ella acompañada de un bostezo.

-Buenas noches Mel- le respondí girándome para dormir mejor.

Pero no dormí mejor.

Porque desde esa noche comencé a soñar con el océano.

Con la canción del libro.

Y extrañamente, con sirenas.

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