~ Diez ~

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-Lili, lleva esta orden a la mesa 6- me ordenó mamá entregándome una gran charola con dos tazas de café y un par de pastelitos con chispas de chocolate.

Parpadeé repetitivas veces para tener los ojos bien abiertos, me estaba muriendo de sueño.

Tomé la charola y me dirigí con pereza a la mesa 6, sintiendo mis párpados temblar y mi mente gritarme: "¡quiero dormir!"

Estaba molesta y somnolienta porque la noche anterior no pude dormir en lo absoluto, tuve varios sueños...o pesadillas, da igual, pero todos estaban vinculados. Y, cuándo sentía descansar comenzaba otro sueño, lo cuál me hizo despertar exaltada aproximadamente tres veces en la madrugada, para enseguida volver a dormir, ¡y seguir soñando con lo mismo inconscientemente! No había descansado nada.

-Aquí está su orden- intenté sonreírle a las dos señoras con ropa deportiva que esperaban por sus cafés, coloqué sus pedidos sobre la mesa,- provecho.

Ellas me sonrieron y arrastré mis pies hasta la cocina con la charola bajo mi brazo.

-Hey, despierta- rió Troy a mi lado dejando su charola vacía sobre una pila de éstas dentro de la cocina.

Lo miré sin ánimo alguno y dejé mi charola encima de la suya.

-No dormí bien anoche- confesé frotando mi ojo derecho.

-¿Y eso?- arrugó la frente con curiosidad haciendo un mohín con sus labios.

-Tuve muchos sueños extraños y...

Mi mamá me interrumpió.

-Lili, Troy, tendrán mucho tiempo para conversar después, ahora a trabajar- dijo con molestia empujándonos hacia afuera de la pequeña cocina para que tomáramos las ordenes.

-Saliendo me cuentas- sonrió Troy tomando un bloc de hojas y una pluma y dirigiéndose a una de las mesas.

El bullicio me dio dolor de cabeza.
Después de un par de horas nuestro turno acabó, y coloqué mi delantal dentro de la cocina.

Salí de la cafetería de mi mamá por la puerta de atrás.

-Lili, ahora si puedes contarme que ocurre- escucho decir a Troy tras de mi.

Me giro y le sonrío, aunque en vez de una sonrisa creo que lo que le dedico más bien es una mueca torcida.

Comenzamos a caminar hacia el muelle, en silencio, porque quiero reservar todo para cuando estemos sentados y esté lo completamente tranquila para poder organizar mis pensamientos.

Llegamos y nos sentamos en una de las bancas que están ahí, los turistas van y vienen de un lado a otro, tomando fotografías y comprando cuánto cacharro encuentren en los puestos. El aire está fresco y mueve levemente nuestros cabellos.

-No es nada importante- comienzo a decir jugando con los hilos deshilachados de mi short.

-No me has hecho venir hasta acá por algo sin importancia- respinga Troy.- Ahora vas a contarme.

Rio bajito asintiendo con mi cabeza.

-Ayer Clarisse y yo fuimos a la biblioteca-, comienzo a contar, y para no hacer mucho cuento agrego- pasó algo raro con un libro.

-¿Qué raro puede tener un libro?

Me encojo de hombros.

-Parecía como si el libro me estuviera siguiendo.

Él comenzó a reír y yo arrugué la frente, a mi no me parecía gracioso, me parecía loco y poco creíble pero no gracioso.

-Un libro no puede seguirte.

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