21. Giros inesperados

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A media mañana y con el bar llenó sonó el teléfono.

“Anne, cógelo por favor yo no puedo” le dijo Chris cargando una bandeja llena.

Anne, que estaba fregando vasos y platos, se limpió rápido y corrió hasta el teléfono que no paraba de sonar.

“¿Sí?” dijo cogiéndolo.

“¿Anne cariño?” oyó al otro lado del teléfono.

“¿Mamá?” inquirió.

“Anne, cielo...” dijo sollozando. “ Necesito q-que me vengáis a bus...buscar cariño el muy, el muy-”

“Espera, espera mamá ¿dónde estás?” le dijo preocupada sin casi entender las palabras de su madre.

“A las a fueras de la ciudad, cre- creo que estoy en la gasolinera de la A-23”

“¿¡ Y qué haces ahí!? Por dios mamá ¿qué te ha pasado?” dijo nerviosa.

“Por favor Anne tenéis que venir a bus-buscarme...” dijo llorando y claramente borracha.

“Mamá....” dijo Anne con los ojos llorosos “Vale... no te muevas por favor ya vamos...” dijo y colgó. Corrió hasta el final de la barra con lágrimas en los ojos hasta llegar a su hermano. “Es mamá tenemos que ir a buscarla, está borracha y no sabe lo que hace y, y...” dijo con los nervios a flor de piel llorando.

“Vale, vale, espera Anne no puedo entenderte, respira...” le dijo Nathan agarrándola por los hombros. “¿Dónde está mamá?”

“En la gasolinera de la A-23, por favor tenemos que ir ya, no podemos dejarla ahí, está sola.”

“No la vamos a dejar ahí, vamos a buscarla ahora mismo...” le dijo intentando tranquilizarla. “Chris” llamó a su hermano detrás de ellos. “Llama a Max y dile por favor que tiene que venir a echar una mano en el bar. Anne y yo nos vamos a buscar a mamá.” le dijo.

“Tranquila Anne ya vamos a llegar” le dijo Nathan conduciendo por encima de lo permitido.

“Estaba sola y borracha...no paraba de llorar. Oh dios mio ¿y si le han hecho algo?” dijo aún llorando.

“No le va a pasar nada.” le dijo “Ya llegamos” dijo a la vez que entraba con un derrape en la gasolinera y paraba el coche. Los dos salieron corriendo del coche para encontrar a su madre. Y no les costó mucho encontrarla, estaba sentada en el borde de la carretera con la maleta con la que se había ido de casa días atrás y completamente destrozada. Tenía el pelo revuelto, sin maquillaje y la ropa hecha un desastre.

“¡Mamá!” gritó Anne corriendo hasta ella y arrodillarse a su lado.

“Anne cariño...” le dijo ella abrazándola. Mientras Nathan llegaba hasta su lado.

“Vamos mamá, vamos a casa.” le dijo este agarrándola a las dos para que se levantaran.

“¡Oh Nathan! Mi niño...” le abrazó efusivamente.

Nathan agarró la maleta mientras Anne ayudaba a su madre a llegar hasta el coche.

Los tres montaron en el coche y pusieron rumbo a casa.

“¿Qué ha pasado?” preguntó Anne, retirándose las últimas lágrimas sobre sus ojos, sentada en la parte trasera del coche junto a su madre.

“Peter y yo peleamos, y el muy cabrón me dejó tirada en la primera gasolinera que encontró” dijo y Anne vio como su hermano apretaba las manos sobre el volante.

Anne no dijo más y Nathan no habló en todo el camino de vuelta. Amy completamente borracha no paraba de sollozar en los brazos de su hija.

“Vamos mamá. Ven, entremos en casa” le dijo haciendo que esta levantará la cabeza. Nathan ya las estaba esperando con la puerta del pasajero abierta y la maleta en su mano.

I would die for youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora