❝Miradas❞ || WIGETTA

Capítulo 7

Samuel no quería ver a nadie.

Estaba muy asustado.

No sabía que hacer, el miedo y la culpa se acumulaban cada vez más.

En las horas previas, había ido a visitar a su madre al hospital, pues esta se encontraba en muy mal estado de salud. Sin embargo, el pequeño Samuel no estaba preparado para ver lo injusto que en realidad es el mundo.

Vio como una persona de no más de 40 años, probablemente un médico o personal del hospital, desconectaba a su madre. Cuidadosamente, pretendiendo que nadie lo podía ver. ¿La razón? Probablemente porque esa mujer, para ellos desconocida, no presentó ningún mayor responsable que preguntara por su salud. Nadie esperaría que un niño pudiera cargar con tanta responsabilidad. Pero este niño, más listo que muchas de las personas ahí, entendía todo mejor que nadie, y sabía que esto se trataba de una verdadera injusticia. Quizás no se podría solucionar ahora, pero quedaría pendiente para el Samuel adulto del futuro.

Vio a su madre morir lenta y dolorosamente, no para ella pero para él si lo fue. No lo pensó dos veces, salió corriendo de ese infierno y se dirigió a su casa.

Sin dudas, Samuel cambiaría. Se volvería frío con las personas a su alrededor una vez más. Estas personas no deberían pagar el precio de su cambio pero, la verdad es que no puede controlarlo. Es aquí cuando Guillermo tiene una oportunidad de ayudarlo, es quien Samuel aprecia más y por lo tanto, hasta podría confiar en él.

Afortunadamente, ahí estaba y podemos decir que notó rápidamente algo sospechoso en la actitud de su amigo. Samuel no siempre llegaba corriendo a su casa.

Guillermo supo que las cosas estaban mal y no se equivocaba.

Acto seguido, corrió a su casa, pues no estaban tan lejos y golpeó su puerta hasta que sus nudillos comenzaban a doler.

Pero supongo que las muñecas de Samuel iban a doler más, 30 cortes no eran pocos. Y convivir con tu mente en estos momentos, tampoco era nada fácil.

¿Por qué la madre de Samuel tuvo que morir en unos de los momentos más importantes de su vida?

¿Por qué Guillermo está tocando su puerta? Sí, claro que lo había escuchado y debería de abrirle para que este vea que estas son probablemente sus últimas horas de vida.

ㅡPor fin me dejas entrar. ¿Por qué llegaste corriend-. -Guillermo no pudo continuar porque vio la situación en la que se encontraba. 

ㅡNo, no, no ¿¡qué te hiciste!? Samuel ¿en qué estás pensando? 

Vio a su mejor amigo cubierto en sangre, muy débil y con una sonrisa en su rostro.

ㅡLo mismo que tú pensaste e hiciste por mi. -Contestó con una risa sarcástica recordando lo que Guillermo había hecho por él.

ㅡEsto está muy mal Samuel. ¡Déjame ayudarte! De verdad... ¿en qué pensabas? -Guillermo buscaba vendas o alguna tela que sirviese para limpiar el desastre en el que se encontraba Samuel.

ㅡYa, ¿qué tiene? Lo único que quiero es morir, Guillermo. No sabes qué es perder a alguien como tu madre. No sabes lo que es despertarte cada mañana y repetir una estúpida rutina cuando lo que más deseas es simplemente dejar de existir e irte de este mundo que no es nada menos que un infierno. -Intentaba decir Samuel, quien cada vez se encontraba más débil.ㅡCreo que estamos de acuerdo con que eso le haría un favor a todos ustedes.

ㅡTal vez no lo sepa pero te aseguro que puedo ayudarte a salir de esto.

ㅡY yo te aseguro que no podrás. Ni siquiera lo intentes. ¿Acaso te acuerdas cuando te querías olvidar de mi? Pues es un buen momento para que lo hagas. Aunque quizás, ya lo hiciste porque veo que no llevas la pulsera que prometiste llevar siempre contigo. Por favor, déjame solo, vete y pretende que no existo. 

Ese fue el momento donde Guillermo recordó haber cortado la pulsera. Su amigo estaba en lo cierto y se sentía muy débil ante esta situación, débil por no poder contestar.

No contestó, solo se fue.