Capítulo 16

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Adrien vestía un esmoquin negro con camisa blanca y corbata estrecha negra, su cabello lo llevaba peinado de lado como de costumbre y un antifaz negro le cubría la mitad superior del rostro.

Se encontraba en las canchas de la escuela, todo estaba pulcramente decorado con motivo de hielo: escarcha, copos de nieve, plantas de frío, muchos colores blancos y azul cristalino. A su alrededor, bailaban sus compañeros de clase enfundados en elegantes trajes de noche y todos con máscaras.

El lugar se veía invadido por una atmósfera de júbilo que te hacía olvidar cualquier otra cosa.

Esta vez no era un sueño.

Miró a su alrededor, impresionado por el buen trabajo que había hecho el comité de decoración. Ivan, Mylene, Max y Rose se habían ofrecido ese año y vaya que se habían esmerado. Arcos blancos decorados adornaban los pies de las escaleras que llevaban al segundo piso, el piso de la cancha había sido ocultado con un piso falso de madera, las mesas estaban distribuidas a los costados, de modo que el centro era la pista de baile, la luz era tenue para poder apreciar las estrellas, que se veían gracias a que esa zona de la escuela no tenía techo, varios árboles blancos de utilería adornaban las orillas, algunos más altos que otros, algunos pinos, algunos simples ramas blancas, se fijó que habían tres aparentemente distribuidos al azar que tenían muérdagos, parecían haber sido puestos apropósito en los árboles que no tenían el espacio libre debajo. Una pareja ya se besaba bajo uno de ellos. Al fondo, junto a la larga mesa de bebidas y botana, se encontraba un pequeño escenario con equipo de DJ, donde Nino ponía la música enérgicamente. Sonaba música moderna, tal vez había sido eso lo que le había hecho diferenciar entre su sueño y la realidad.

Sin embrago, no vio a Marinette por ningún lado.

Ésta se encontraba aún en su casa, aún arreglándose. Estaba tan nerviosa que todo lo que sus manos intentaban hacer lo arruinaban. Ya se había hecho el peinado unas cinco veces y en aquél momento la madre había llegado a salvar el día.

-¿Cómo te sientes?- Preguntó mientras terminaba de hacerle el moño bajo y procedía al maquillaje.

La chica suspiró.

-Sólo espero no caerme o pisar a Adrien al bailar.

La madre rió.

-Tranquila, cariño, todo saldrá bien. ¿Sabes que tu padre fue mi cita en nuestro baile de graduación?

-No, no sabía.

-¡Sí! Yo era bastante descuidada también y me puse tan nerviosa que tiré mi vaso de ponche en su traje.

Ahora Marinette rió.

-No sé si eso me ayuda en mucho, mamá.

-El punto es, Marinette, que eso no hizo que dejara de gustarle a tu padre. Si el chico te quiere, no habrá ningún ridículo lo suficientemente grande para detener ese amor.

Esto puso a pensar a la ojiazúl. Si el chico en verdad la quería... ¿en verdad la quería? ¿Qué se lo aseguraba? Todo parecía estar pasando muy rápido y de forma ilógica. Recordó el momento en el que casi la besa afuera de la panadería, el discurso que le dio aquella noche del cine, su expresión al darle la bufanda, cuando casi se besan rodando la película de Nino, su expresión cuando le extendió el paraguas en aquella noche lluviosa a principio de curso.

Luego, así de pronto, el recuerdo de unos labios tensos, un beso forzado en medio de una pelea. Chat Noir. Unos ojos verdes escondidos tras un antifaz negro.

Cerró los ojos, ahuyentando esa imagen y la loca idea que venía con ella.

Cuando por fin llegó al baile, quedó maravillada. Ya tenía rato que había empezado y todos bailaban, absortos en su diversión. Se sorprendió de ver a Chloé bailando con Kim cerca de la urna de votos para los reyes, a Julekka con Nathaniel y... vaya que el pelirrojo se veía feliz. Esto hizo sonreír a la ojiazúl, deseaba lo mejor para Nathaniel.

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2017 ⏰

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