Tiempo. (Capítulo 42)

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Querido Diario.
Apenas desperté de mi largo sueño, me sigo sintiendo un poco mal, no tengo ánimos de nada, mejor me quedaré acostada.
Después de otro rato, mi madre me despierta para ir con el doctor, me dejé puesta la pijama, ya era de noche y quería estar cómoda.
Llegamos al hospital, estaba un poco lleno y tuvimos que esperar.
Pasó una hora y ya nos tocaba, pasamos con el doctor, comenzó haciéndome unos chequeos, le comenté sobre mis malestares de nuevo, y me envió a la sala de Resonancia magnética.
Mis padres estaban muy preocupados,  mi madre no dejaba de mirarme y abrazarme, y mi padre igual.
El doctor sólo me dijo que mis estudios me los daría pasado mañana.
No me aseguró nada de que saldría el 100% bien.
Regresamos a casa, me quede con mis padres, su cama es demasiado grande y bastante cómoda.
En toda esa noche no pude dormir con tan sólo pensar en lo que podría tener.
Al siguiente día, fuimos al doctor de nuevo, le entregó el diagnóstico a mi padre, mi madre me llevó a la sala de resonancia magnética de nuevo, y nos explicaron que yo tenía algo extraño en el cerebro, era una pequeña mancha, me dijeron que me saliera para poder hablar, me quedé afuera escuchando todo, y escuché que mi madre lloraba desconsoladamente.
—Doctor, ¿que es lo que tiene Natalia?—Digame que no es verdad..
—Por el momento es muy pequeño, trataremos de evitar que se expanda en este tiempo, no les prometo que funcione del todo bien.
Lágrimas caían de mis ojos, ya no quería seguir escuchando todo lo que decían eran cosas que jamás creí oír, todo lo que quería era ya no estar aquí y sólo vivir con mis bebés.
Mis padres salieron del consultorio, estaban muy callados, y me tocó pasar a mí.
—Natalia, debes saber que tus resultados no salieron del todo bien.
—Lo se doctor, pero que es lo que tengo? —froto mi barriga ansiosamente.
—Mira bien en la pantalla —me muestra en la pantalla un modelo de cerebro el cuál era el mio y señalaba algo.
—Que es eso? Es maligno?
—Es un tumor pequeño que acaba de salir, si te fijas sólo es una diminuta mancha pero con el tiempo crecerá.
—Moriré entonces. —mi voz se vuelve fría.
—Te aplicare un tratamiento, esperemos que funcione, estás a tiempo, Natalia piensa en esos pequeños.
—Pienso en ellos cada día de mi vida, quiero verlos crecer y escucharlos decirme mamá, usted cree que quiero morir?!
—Tranquilizate, estamos a tiempo. —el trataba de controlarme, pero no quería escucharlo.
—Esta bien, esta bien, lo acepto, pero dejenme estar sola.
Salí del consultorio y mis padres estaban sentados afuera, no me paré para hablar con ellos, seguí mi camino hasta salir del hospital, mi padre me alcanzó corriendo.
—Cariño, podrías tranquilizarte? No es fácil para mí ver que mi hija está pasando por esto, preferiría que me pasara a mí, lo que menos quiero es que me faltes. —terminando la palabra lloró y me abrazó.
No quiero faltarle a mis padres, a Drew, Josh y mis hijos, quiero verlos y estar con ellos en cada momento de su vida..
Jamás creí que esto pasaría, ahora sólo quiero que el tiempo pase lento aunque yo sufra no importa, quiero vivir un poco más.

El diario de una adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora