Han pasado seis semanas desde que me sentía extraña. Mi barriga a crecido un poco, Drew no lo a notado aún.
Hoy llegan mis padres después de su largo viaje, creo se quedaran buen tiempo y eso me agrada.
La carretera esta muy sola, Drew y yo vamos en el auto rumbo al aeropuerto, yo acabo de despertar por culpa de un mareo leve.
—Amor ya casi llegamos, tu padre me hablo diciendo que ya llegaron — Me toma la mano y la otra la deja al volante. —Esta bien cariño — Le sonrío cálidamente y aprieto un poco su mano.
Como decía; Sandra, ya sospecha de esto, no se si decirle algo al respecto, si oculto mi embarazo será peor. -acaricio un poco mi vientre- Oh Michael quisiera que siguieras conmigo, te juro que cuidaré al máximo a tu hermanito que espero que sea hombresito también -río un poco- Esta noche todos sabrán la verdad, espero que lo tomen bien. Tarde o temprano lo sabrán, estoy cansada de ocultar todo siempre.
—Ya llegamos cariño?
—Ya— Me sonríe y acaricia mi cabello
Nos estacionamos y al entrar estaban mis padres en la puerta, corrí y los abracé cuidando no pegarme en la barriga. No pude evitar llorar un poco.
—Te extrañe mucho mi princesa
—Yo a ti papá — me limpio las lágrimas y sonrío
—Cuanto has cambiado mi bebé — dice mi mamá viéndome de abajo hacia arriba detenidamente.
—Solo un poco — le saco la lengua de manera tierna y se ríe de mí.
—Que ocurrente eres Nat —me dicen riendo los tres.
De camino a casa, dejamos a mi papás en casa y nosotros nos fuimos a casa de Drew. Planeamos una fiesta de bienvenida para ellos.
Me pondré un vestido de rayas azul marino con blanco, es largo y suave, un poco abajo de los pechos tiene un elástico, justo para estar cómoda.
Fue el primer vestido que use cuando tenia un mes de embarazo de Michael.
Terminando de cambiarme baje y subimos la comida que faltaba para llevarla a casa de mis padres.
7:40 pm
Me siento nerviosa; la fiesta esta por terminar, solo quedan unos pocos amigos de mis padres, mientras aproveche para ir a mi habitación, estaba todo lleno de polvo, la cuna de mi príncipe, estaba en la orilla de su cuna el primer mameluco que yo le compré.
No resistí y lloré de nuevo, no dejaré que todo se desperdicie por mis miedos. No dejaré.
—Tengo que decirlo ya. Tengo que decirlo! — Me seque las lágrimas, me mire al espejo y baje a la sala.
Ya solo quedaban mis padres, Sandra y Drew, me miraron extraño.
—Quisiera hablar con ustedes, por favor.. — Me sentía como hielo..
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El diario de una adolescente.
Teen FictionNatalia Thompson, una chica de buen corazón pero muy confundida con respecto a lo que siente.