Ya no (Capítulo 37)

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Fui hacia la ventana y observé a un chico recargado en una moto, obviamente era Josh.
Bajé rápidamente para abrirle la puerta, le ofrecí la entrada y subimos a mi recámara. Me aseguré de que la puerta estuviera bien cerrada y sólo miraba a Josh.
—Sabía que estarías aquí —camina hacia mí con los brazos abiertos.
—¿Qué es lo que quieres? —digo alejándome de él.
—Te quiero a ti, ¿no lo entiendes?
—El que no entiende eres tú, yo quiero a Drew.
—Y que demonios haces aquí y no con él —dice molesto.
—Eso no te importa!
—Me importa porque qui.. —hace una pausa antes de terminar.
—Porque que? Dímelo.
—Quiero verte feliz y si no eres feliz con él, lo serás conmigo —agacha su cabeza, cerrando fuerte los puños.
Sentí cómo una corriente eléctrica recorría mis entrañas, era una sensación extraña..
—Siento tanto que te ilusiones conmigo, no es mi intención —acaricio mi vientre.
—Sólo dame una oportunidad, te lo suplico..—se arrodilla ante mi, con lágrimas cayendo de sus ojos.
No supe como reaccionar, sólo me arrodillé y lo abracé.
—Sólo dime que sí.
—Ya no quiero hacer pedazos a alguien más..
—Me has hecho sufrir pero eso me hizo seguir insistiendo.
—Por favor, para.. —al decir la última palabra, comienzan a caer mis lágrimas, una tras otra.
—No tolero verte llorar —Se para y me abraza con fuerza.
—No me abrazes fuerte —trato de separarme un poco.
—¿Que ocurre? —dice extrañado.
Me quedo callada ante su pregunta.
—Estoy embarazada —lo miro directamente a los ojos.
Cerró por unos segundos sus ojos, al momento de abrirlos, me sonrió cálidamente y me besó.
Me sorprendió bastante su actitud pero me confundió el porque lo hizo.
—¿A que se debe eso?
—No me importa si estás embarazada, si proviene de ti, me encanta.
Mi corazón se aceleró, sin darme cuenta sonreí como tonta y me avergoncé.
—Puedo quedarme esta noche contigo? —dice pervertidamente.
Reí al verlo.
—Esta noche no, necesito estar sola.
—De nuevo ganas, te echare de menos esta noche — dice mientras quita esa sonrisa.
—Otra noche será —digo mientras le doy un casto beso en la mejilla.
—Te quiero, descansa —susurra cerca de mi oído.
Sin decir más el sale de mi habitación con cuidado.
Corrí a la ventana para verlo irse, siempre que lo veo irse en su moto, siento un vacío en mi pecho, detesto sentirme así..

El diario de una adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora