[One-shot: Rude] Reúnete conmigo en el bar

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Era tarde, por la noche.

Hacia un mes, más o menos, que había comenzado a trabajar en un bar de Junon. Mis turnos eran siempre en fin de semana, de 19:00 - 00:30h.

El bar en el que trabajaba no era muy grande por lo que sólo éramos cuatro empleados más el jefe. En fin de semana sólo trabajábamos dos empleados, (que éramos los mismos siempre), el barman y yo; y entre semana eran los otros dos empleados. Al trabajar sólo los findes de semana, aunque fuéramos pocos trabajadores, yo no conocía a los de entre semana, al igual que ellos no nos conocían a nosotros, (sólo nos conocíamos de oídas).

Desde que empecé a trabajar en el bar me fijé en un cliente recurrente; es decir, un cliente que venía todos los fines de semana y que se solía sentar en la barra. Este cliente comenzó a despertar mi curiosidad, siempre iba trajeado y con unas gafas negras que ocultaban sus ojos. La primera semana yo era camarera por lo que los clientes de la barra no estaban en mi lista, a ellos les servía el barman. Un día éste, el barma, faltó por lo que tuve que cubrir su baja y me ocupé tanto de la barra como de servir. Fue gracias a ésto que por lo que pude conocer a ese cliente que me parecía tan misterioso, su nombre era Rude. 

Él es un hombre de pocas palabras, simplemente se sentaba en la barra, pedía un cerveza y bebía en silencio. 

A partir  de ese día, por petición de mi compañero, comencé a encargarme de la barra y él de servir las mesas. 


Así que hoy también me encargaba de la barra, serví a un par de clientes que se sentaron y me puse a lavar con un trapo para darles algo de brillo.

A las 19:30h, como un reloj, apareció por la puerta Rude. Hizo lo mismo de siempre, es decir, entró en el bar, me buscó con la mirada y se sentó en su lugar de siempre en la barra. 

-¿Lo de siempre, Rude? -pregunté de manera simpática con una bonita sonrisa. 

- ...Eh... Sí... -dijo con seriedad. 


Me dirigí a coger el botellín de cerveza y a servirsela en un vaso de cristal. Mientras que lo hacía dirijí una discreta mirada hacia Rude, había algo distinto en él que de costumbre, era como si intentara aparentar seriedad pero alrededor de él tenía un aura de timidez. Algo que me pareció bastante tierno.

Le serví su bebida y al hacerlo nuestras manos se rozaron, lo que hizo que él se sintiera algo "avergonzado". Le sonreí y, sin alejarme mucho de dónde estaba él seguí sacando brillo a los vasos. 

Él me miraba en silencio, como si quisiera hablar conmigo pero no se atreviera, por lo que decidí hablarle yo:

-Oye, Rude, ¿simpre vas tan trajeado? 

- ...Sí -respondió él con seriedad.

-Eh, tengo curiosidad, ¿en qué trabajas? -pregunté tratando de sacarle algo de conversación, pero sin querer incomodarle. 

- ...Hmm...

-Bueno, si no quieres responder lo entende... 

-Turcos... -respondió él interrumpiéndome.

-¿Eh?

-Trabajo en los Turcos -volvió a repetir.

-Guao, debe de ser un trabajo duro -dije.

-Lo es -respondió él seriamente. 

Quise dejarle tranquilo, por lo que decidí dejarle solo mientras me encargaba de servir a unos nuevos clientes que se habían sentado.


Cuando terminé de servirles volví a mi puesto, al lado de Rude. Él me miró y, como si se hubiera llenado de valentía, me dijo:

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