Mi Acompañante ~AMOLAD~ EN PAUSA

~Bar, trabajo, amigos~

AMOLAD no me pertenece, es una obra de THE SNIPTER.

Leo no pudo dormir en toda la noche. Descubrir que Des trabajaba en un lugar así lo había dejado inquieto y con dudas ¿qué hacía un hombre cómo él, en un lugar así? ¿su amabilidad era sólo una actuación por su trabajo? No podía dejar de pensar en lo sucedido.
Al final se fue media hora antes a trabajar, su mente no lo dejaba tranquilo y pensaba distraerse en el café.
Aun así, esperó toda la mañana que Des entrada por la puerta del café, quería pregúntale muchas cosas, pensó toda la mañana que le diría o como lo trataría, pero que derecho tendría si sólo había charlado por una hora o menos.
De pronto sintió un fuerte golpe en su espalda.

— ¡Leo! —dijo Sebastián, golpeando fuertemente la espalda de Leo, al verlo pensándo y suspirando decidió asustarlo un poco.

— ¡Ah! ¿Sebastián? ¡qué te pasa, eso duele! —su amigo tenía el turno de las siete, estaba tan distraído que no sintió el pasó del tiempo.

—Te lo mereces, por dejarme ayer. Por ciento, ¿qué te ocurrió? Parecía que habías visto un fantasma.

—S-solo me sentí mareado y tenía que salir.

—Se notó. Tu cara estaba pálida ¿qué te pareció el bar? —Sebastián sabía que Leo estaba algo triste y quería sacarle la razón.

—Bien, es lindo, su decoración me agrada —Leo no quería mirar a Sebastián, una de sus grandes desventajas es que se le nota todo en la cara, cuando está enojado, triste. Cualquier emoción él la expresa más que los demás.

—Estás algo extraño —Sebastián recordó que Leo le había contado sobre el extraño visitante de la vez pasada y quiso hacerle una broma — ¡oh! El tipo alto del bar está por entrar al café. Mira Leo es... —al mirar a su lado no encontró a Leo, pero se percató enseguida que estaba agachado, ocultandose tras el mostrador.
Leo se asustó tanto que inconscientemente se ocultó, toda su rudeza se había esfumado.

—Sabes Leo, fue una broma —le explicó Sebastián, incandose para quedar a su misma altura —así que sí es por él —Leo lo miró pálido y estiró su puño en señal que lo golpearía, pero se retractó.

—Así que lo notaste —dijo seguido de un gran suspiró.

—Acabas de decírmelo, aunque nunca imaginé que fueras Gay. Obviamente no dejaremos de ser amigos por eso — Sebastián miró a Leo con una gran sonrisa en su rostro, toda su cara decia "tienes todo mi apoyo"

— ¿Gay? — Leo se tomó su tiempo para entender lo que decía su amigo y al comprender se paró rápidamente con la cara roja, aún siendo moreno estaba tan avergonzado y aterrado al mismo tiempo que se podía notar a kilómetros — ¡No soy gay! ¡Estás suponiendo cosas!

—B-buenos días... —dijo Des. Leo quedó mudo, ¿en qué momento entró? ¿acaba de escucharme gritar? Estás preguntas pasaron por la mente de Leo. Las mejillas de Des se sonrojaron un poco y rompió el contacto visual que tenía con él "entonces no tengo oportunidad" pensó Des.

—Buenos días señor. Aparentemente tengo un poder sobrenatural está mañana, estoy invocando personas...—Sebastián guardó silencio al sentir una patada de Leo en su pierna.

— ¿Eh? —Para suerte de Leo, Des no había entendido el comentario de su amigo.

—No es nada señor, tome asiento. Enseguida tomaré su orden —dijo Leo al sentir el codazo de Sebastián en su brazo.

Afortunadamente sólo había dos clientes más en el café, dos mujeres que sólo se rieron y comentaron si pedirle el número al hombre que gritó que no era gay.
Des se sentó en el mismo lugar que en su primera visita, junto al ventanal, así podía ver a Leo trabajar, aunque esta vez se preguntaba si había sido buena idea visitarlo otra vez, sabía que por la hora ya no estaría solo, pero poder verlo sólo un momento lo llenaba de energía para el agotador trabajo que tenía.
Mientras Des revisaba el menú, Leo arrastró a su amigo hasta la cocina.