~Un beso a veces no es un beso~

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AMOLAD no me pertenece, es propiedad de THE SNIPTER.

Leo, tras recuperarse de la escena que acababa de vivir, se levantó de la cama dejando a Des durmiendo plácidamente, en su mente se preguntaba ¿De verdad era el mismo hombre qué hace unos minutos estaba encima de él acosándolo? No lo podía creer, menos ahora que parecía un niño indefenso en los brazos de Morfeo.

Entró al baño de la sala de descanso y se mojó la cara con agua fría, no podía bajar con la expresión que tenía en ese momento; su mejillas estaban rojas y pudo notar una pequeña mordida en su labio inferior ¿cuándo fue qué Des le hizo eso? Ni el mismo Leo lo sabía.

Se sentó un momento en el frío suelo del baño, los azulejos estaban a una temperatura ideal para calmar la erección que le había provocado Aeva con su ataque sorpresa.

—¡Maldición! —Exclamó. Leo jamás había besado a un hombre, a lo largo de su vida, desde su adolescencia, siempre estuvo con mujeres; se atrevía a decir que había perdido la cuenta de cuántas habían pasado por su cama.
Pero Des era un caso distinto, desde que lo conoció un cosquilleo se había quedado en su estómago y simplemente no podía apartar su mirada de él. Pero... ¿acaso se sentía atraído por Des? Aunque los dos fueran hombres no podía negar que lo ocurrido lo había dejado temblando y para peor, excitado. Que otra explicación le podía dar a lo que sucedía en su entrepierna.

Ya más calmado, Leo decidió bajar, si no regresaba, los demás se preocuparían.

—¡Por fin apareces! —Le reclamó Eban, al ver a Leo bajar las escaleras, aún aturdido.

—Si... —dijo Leo, sin darle importancia a las palabras de Eban.

—¿Pasó algo? —Preguntó Sebastián a su amigo, lo conocía demasiado bien como para saber cuando algo le molestaba o le preocupaba.

—¿Eh? —Leo miró sorprendido a los demás, quienes ordenaban el bar, los únicos que faltaban eran Damián y Matteo, que ya se habían retirado a sus casas; por hoy, el Host Club Ithis estaba cerrado.
Sus compañeros lo miraron inquietos, el moreno aún seguía con sus mejillas levemente rojas.

—¿Leo? ¿te sientes bien? —Preguntó León al ver al moreno caminar de forma automática hasta la barra y sentarse en uno de los pisos.

—El chocolate amargo es bueno para la salud... ¿verdad? —balbuceo Leo; dejando un silencio incómodo en los acompañantes, quienes se sentaron a su alrededor.

—Ten —dijo León, colocando un vaso de agua frente a su despistado amigo —toma esto, te hará bien.

—Quizás Des le pegó la borrachera —dijo entre risas, Aron.

—¡Eso no es algo contagioso, idiota! —bufó Eban, mirando furioso a su compañero.

—¡Oh! ¡¿podría ser qué Des te beso?! —Añadió Aron sólo para hacer enojar más a Eban.

Las risas con el comentario de Aron duraron poco, ya que al escuchar tan pregunta, la poco agua que había bebido Leo, fue expulsada de su boca de forma explosiva, acompañada de un color carmesí que invadió todo su rostro; Leo se había delatado solo.

—¿Lo hizo? —se atrevió a preguntar Sebastián, rompiendo el breve silencio que se había formado en el grupo.

—¡Qué mierda! — Eban, se levantó con furia de su asiento, apoyando sus manos en la barra con fuerza  —¡¿por qué te quedas callado, estúpido enano?!

—¡No fue así! —respondió al fin, Leo. A pesar de querer ocultar el hecho de ser besado, una simple suposición lo había expuesto ante sus compañeros ¿y ahora qué les diría? ¿qué fue un accidente? Nadie le creería. Estar borracho no es sinónimo de un besador compulsivo.

Mi Acompañante ~AMOLAD~ EN PAUSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora