Capítulo 23

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Narra Tammara
La verdad no sé que hice o que dije que hizo molestar tanto a Brenda, me siento muy confundida.

-Amor vamos al bosque- me dice Héctor sacándome de mis pensamientos.

-Si está bien, me hace falta un descuento estrés fue un día muy pesado.

-Si lo sé pequeña- me toma la mano y la besa.

-Te amo- le digo mientras veo sus hermosas pestañas.

-Yo a ti- No sé cómo puedo amar tanto a alguien en tan poco tiempo, es la persona con la que quiero estar en este momento sin importar nadie ni nada, ni siquiera nuestras familias, el es especial, es único y lo mejor que solo es mío.

-¿Sabes hace mucho que no veo a la perra esa?

-¿Quien amor?

-La estúpida con quién casi te peleas en la fiesta.

-Ah, esa perra.

-Si, es una buena señal.

-Ya no hablemos de eso- le digo y veo por la ventana, veo mi vieja primaría, recuerdo que la ceremonia después que yo salí, extraño esa escuela- Para- le ordeno.

-¿Pasa algo?- pregunta frenando en seco.

-No solo quiero entrar- señaló la primaria bajando de mi coche.

-Esta bien, vamos- me sigue.

-Aqui estudie hace tiempo, mira en estos columpios conocí a fresa.

-Que lindo, no te sientes están oxidados- No le hice caso y me senté.

-Ay Tammara pareces niña chiquita- hace una mueca.

-Y tu pareces un espantapájaros cállate y ven a sentarte anciano.

-Me caes mal- dice con sarcasmo y se sienta a mi lado.

-Recuerdo que fresa me traía comida por que mi mamá no tenía tiempo de hacer comida para mí, y que me salvaba de las estúpidas que me molestaban, y desde ese momento se convirtió en mi mejor amigo.

-El me cae bien, solo que a veces siento que me odia.

-No te odia, solo que desde que estoy contigo e cambiado mucho, pero es que no me importa que carrera estudiaré, seré una princesa no necesito una carrera universitaria.

-Yo seguiré estudiando...- Nos interrumpen unos pasos, y no son solo de una persona, rápido me levanto de los columpios y me pongo más atenta que nunca, el me sigue la corriente.

-Princesa- sale Armando y tres hombres más, se que entrenan con nosotros pero no los e tratado.

-¿Qué buscas alimaña?- le dice Héctor y se pone delante de mí.

-Nada, solo a tu novia, la buscan en el campamento- me voltea a ver y me guiña un ojo.

-Amor, está bien ahora regreso- le doy un beso en los labios.

-No, nada de ahorita regreso, yo voy contigo- avanza y Armando le pone una mano en el pecho.

-La buscan a ella no a ti guapo.

-Nadie me puede impedir que la acompañe- le quita la mano.

-Vamos amor, no hagas un drama de esto, regreso pronto.

-Si amor, te la regreso intacta- le dice Armando y le lanza un beso.

-La cuidas cabroncito​, ella es mi vida- le toma la cara y le da una pequeña cachetada.

-Si, como sea- Salimos de la primaria y todos me cubren, como si fuera Justin Bieber o algo así.

-Oigan no necesito protección especial, me se defender.

-Ja, la oíste Tabo, la princesa no quiere protección- le dice Armando a uno de los muchachos y comienzan a reír como si fuera muy gracioso.

-No te vistas asi- me dice Armando viendo el escote de mi blusa.

-Mis ojos están arriba, además yo me visto como se me da la gana.

-Cuidado, un unicornio podrá robar tu virginidad- los demás use echan a reír.

-Cállate, eres un cerdo.

-Pero te encantó- me guiña un ojo y me toma de la cintura.

-Suéltame ahora- forcejeo con él pero me cargan entre todos y me llevan a una parte del bosque que nunca había visto.

-Ahora si princesa, me cobraré todas las que me hizo tu novio- desgarra mi blusa y comienzo a gritar.

-Héctor, ayúdame por favor, Héctor- grito con la esperanza de que aparezca por algún lado.

-Nena, aquí tu príncipe no te va a escuchar- comienza a besarme el cuello y poco a poco desabrocha mis pantalones, lo golpeó con todas mis fuerzas pero es inútil, no para, su asquerosa lengua está el número mi cuello su manos sostienen mis muñecas y los demás ayudan jalando mis pantalones hasta que quede en ropa interior.

-Para por favor, Para- le suplico entre lágrimas, parece no importarle se introduce dentro de mi, solté el grito más desgarrador, el solo se ríe y sigue una y otra vez, por más que e suplico que pare el sigue.

-Ay nena, ahora entiendo por qué Héctor está contigo- sigue una y otra vez.

-Para por favor, me lastimas- grito con menos fuerzas, el se detiene.

-No me vendré adentro de ti, no soy un monstruo- me quedé fría, en es suelo y solo veo como ellos se alejan de mi y ríen.

Comienzo a llorar, incluso aún más que cuando mi padre murió, suelto un grito horrible y me siento, me duele, no me puedo levantar pero tengo que irme de aquí, tomo mis pantalones y comienzo a caminar camino a casa, la gente pasa en sus autos y motos gritan "puta" "zorra", carajo me acaban de violar, no puedo parar de llorar, tengo sangre entre mis piernas, al llegar a casa mi madre duerme en el sofá, subo las escaleras, entro a mi habitación y tiro mi ropa en mi cama, me miró en el espejo, mi maquillaje corrido, mis ojos rojos y mi piel cubierta de tierra y sangre, me meto a la regadera y vuelvo a llorar, vuelvo a gritar, no puedo quitar de mi mente su cara, su risa, su voz, es un cerdo, como pudo hacerme esto.

Termino mi baño y me a uesto en mi cama, me pongo pijama y tomo mi celular.

Héctor

-¿Ya llegaste a tu casa?

Si.

-¿Estas bien?

Si.

-Voy a tu casa tengo algo genial que mostrarte

No, de echo quiero estar sola.

-Tam, tú tienes algo, iré para allá

No Héctor, te e dicho que quiero estar sola.

-¿amor?

Creo que debemos darnos un tiempo

-Voy para tu casa

Que no me vengas carajo.

Carajo, bajo las escaleras y despierto a mi mamá.

-Mamá va a venir Héctor, no le abras la puerta por favor.

-¿Están bien?

-No, de echo terminamos así que no le abras la puerta.




Yo Si Creo En Los UnicorniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora