Capítulo 24

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Narra Héctor

Carajo Tammara responde, voy conduciendo a casa de Tammara y no responde, llamo a su mamá y no contesta, me estaciono en la entrada y tocó la puerta.

-Tammara abre la puerta- la golpeo.

-Vete- escucho desde adentro.

-No me voy a ir hasta que te vea, sal ahora mismo.

-No, ya vete- escucho su llanto de dolor.

-Abre la maldita puerta- golpeó con más fuerza.

-No voy a abrir, vete.

-Abre la puta puerta- se me ponen los ojos rojos de solo pensar en perderla.

-No quiero verte.

-Tenemos que hablar- me salto por la puerta trasera de su casa.

-Te dije que no quiero verte- le tomo la cara entre mis manos y le veo los ojos rojos, sus mejillas sonrojadas y su cabello mojado, la abrazo fuerte te y ella llora sin parar entre mis brazos, su llanto es desgarrador, así que no puedo aguantar verla así, comienzo a llorar.

-¿Que pasa?- se separa y baja la mirada.

-Tenías razón, no debía haber ido sola- se cae de rodillas y se cubre la cara con las manos y grita.

-Tammara ¿Que paso?- me hierve la sangre, ¿que le hicieron a mi niña?

-Ellos me... Ellos... Héctor... Me violaron- abro los ojos como platos y me siento en el piso con ella, la tomo entre mis brazos y ella sigue llorando sin parar, la cargo y subo a su habitación- No me dejes sola, tengo miedo.

-Tammara lo siento, yo debí de haber ido contigo, no debí dejarte sola, esos hijos de puta la pagarán- me levanto de la cama y ella toma mi mano.

-Por favor, no te vallas, necesito que te quedes conmigo- veo sus ojos cafés y rojos, no puedo más, me acuesto de nuevo con ella, y la abrazo fuerte, me pongo a llorar con ella, maldita sea todo es mi culpa.

Ella se queda dormida de tanto llorar, así que salgo de su casa y me dirijo al bosque, lo veo ahí al hijo de puta riendo con sus amigos a un lado de los cristales y los arcos así que tomo un arco y flecha.

-Armando- Le apunto a la cara- eres un hijo de puta.

-Héctor, espera yo- antes que que pueda decir algo me le lanzó como animal, y lo golpeó a más no poder, siento mis nudillos tronar contra su cara y veo su cara de bastardo y pienso en Tammara y me dan aún más ganas de golpearlo.

-¿No te dolió escuchar sus súplicas? ¿No te dolió ver cómo lloraba? - le doy el puñetazo justo en la nariz y la escucho tronar.

-Héctor Para- escucho su voz desde lejos, volteo y la veo corre a abrazarme la tomo entre mis brazos y rompe en llanto.

-No tenías por que sufrir eso, el es un bastardo cerdo y tu aún lo defiendes.

-No quiero que te pase algo malo, tu eres todo lo que me queda, por favor dejalo- le beso la frente y todo el mundo nos ve y murmurando, la suelto un segundo.

-Parate rata asquerosa, levántate animal, todos mirenlo, este bastardo es un violador, es un desgraciado, merece el peor de los castigos- la multitud comienza a gritar "Al monte"- merece ir al Inframundo, ser enterrado vivo y castigado por el resto de la eternidad.

La multitud lo amarra con cuerdas, le llenan la boca de de tierra y lodo, lo cargan y lo llevan a la parte más oscura del bosque, donde lo único que alumbra son antorchas y fuegos fautos que corren con irá.

-Héctor ¿Dónde estamos?- pregunta Tammara detrás de mi brazo.

-En el monte, aquí se les sacrificaba a los ladrones y... Bueno personas malas.

-No quiero que nadie muera- dice en voz más alta.

-Bueno no es algo que puedas evitar- le susurro al oído y avanzo hasta el centro del círculo donde se encontraba ese bastardo- Escuchen bien que esto solo se repite una vez, el día de hoy ante mis hermanos y hermanas purgaremos la oscuridad de estas tierras, eliminarlos la escoria, ofreceremos a los dioses del inframundo  la sangre de este repugnante ser, el día de hoy le quitarnos la vida a una asquerosa rata- la multitud grita enojada, me entregan el cuchillo sagrado, le piso la cabeza y cuando estoy apunto de clavarla en su cabeza...

-¡Alto! Yo soy la princesa, yo soy la única que puede decidir a quien se le quita u otorga la vida, no lo mataras, nadie será asesinado el día de hoy- se acerca y me quita el cuchillo de la mano.

-Tammara, no sabes lo que estás haciendo- la sigo mientras se aleja.

-Claro que lo sé, no permitirme que te vuelvas un asesino, no te quiero perder- me toma la cara y me mira a los ojos- cuántas veces tengo que decirte que estés lo único que me importa, por ti estoy viva.

-Te amo Tammy, no tienes idea cuanto me importas.

-Por favor, no te conviertas es una escoria, ya e sufrido bastante ¿no crees?

-Si mi princesa, vamos a casa y dormiremos.

-¿Te quedarás esta vez?- me mira de nuevo a los ojos.

-Me quedaré siempre.

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⏰ Última actualización: Jul 22, 2017 ⏰

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Yo Si Creo En Los UnicorniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora