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Los puños volaban al ritmo de los gritos de las personas, Los gruñidos se escuchaban por todo el lugar, uno de aquellos cuerpos musculosos se miraba cansado y fatigado, mientras el otro seguía golpeando sin piedad alguno, aquella muchacha de ojos verdes miraba impactada la escena, miraba con detenimiento los puños de aquel muchacho volar, Su mirada no podía apartarse de sus músculos contraerse con cada golpe, No podía moverse. Aquél muchacho Blanco dió un último golpe en la quijada de su contrincante, haciéndolo caer, la sangre en su rostro boto por todos lados a causa de la caída, salpicando un poco la cara de Aquella chica.

Esquivó las ideas de vomitar, Y obligó a sus piernas caminar, Buscando a su Primo y hermano, Tenía miedo demasiado miedo, ¿Donde estaba la policía?, O si, Estaba recibiendo el dinero por quedarse callados.

Se abrazo a si misma y comenzó a caminar, esquivando a aquellos hombres ebrios, su padre la regañaria por estar en una cosa cómo estás. Miro hacía todos lados y no encontraba a su hermano ni primo, una gran mano se apoderó de la suya y la arrastró hacía un cuarto estrecho.

Su pánico era tanto qué comenzó a rezar y a disculparse con todos por las cosas qué no había echó, aquél sujeto la soltó, un perfume de hombre lleno sus fosas nasales, era un olor dulce y varonil, qué la hizo sonreír.

–¿Por qué algo tan pequeño está en estos lugares?–Su asentó Ruso lleno el cuarto y el cuerpo de la chica, Haciéndola temblar.

Enfocó su vista y miro a aquél hombre qué minutos antes estaba golpeando sin compasión a otro chico, su cuerpo estaba cubierto de sangre, y sus vendas igual, aquél tipo no tenía ningún rasguño en el rostro, nisiquiera un raspón, nada, se quedó contemplando sus ojos, eran de un azul fuerte, brillantes y lindos.

Pronto su nerviosismo la atacó, haciéndola temblar.

–Mi hermano y Primo me trajeron, pero me eh perdido–Balbuceo, mirando a la pared.

–No es lugar para ti, no entiendo qué se le cruzó a tu familiar para traerte aquí–Dijo sentándose, Comenzando a quitar sus vendas, sin despegar su mirada de Aquella chica.

Acomodando su falda, y jugando con su suéter, su incomodidad era fácil de ver, al igual Qué su nerviosismo, se reflejaba en su labio, la chica levantó la mirada, enfrentándolo.

–¿Por qué me has traído aquí?–pregunto mirando el cuarto sucio y un poco gastado.

–Estarás mejor aquí qué haya afuera, no te haré daño, no suelo enredarme con niñas

El silencio se hizo presente, al igual que el sonrojo en las mejillas de la chica. Aquél sujeto tenía curiosidad de quién era la chica qué había "salvado" de haya afuera.

–Mi nombre es Aron–Sonrió, tratando de ser amable.

–Anaís–Contesto mirando a la puerta.

–Puedes irte si gustas, no estás aquí a la fuerza–Se levantó, dejando las vendas en un cajón.

Anaís pensó dos veces y prefiero quedarse hay hasta que aquellas personas se marcharán, Quizás no tardaría demasiado.

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.Anaís.


Una hora, una hora y esa gente apenas y se comenzaba a ir y Aron estaba sentado con su celular sin prestarme atención, su celular sonó, el sonrió y se levantó tomando las llaves de, creó yo, un automóvil​, tomó su chaqueta y me miró.

–Tu hermano está fuera, Vámonos–Tomo mi mano y me jaló, Echándome atrás de el, su perfume me atacó, Era un olor demasiado dulce para mí, y me gustaba.

Salimos tomados de la manos, veía personas tambalear, y reír sin razón alguna, El suelo estaba cubierto por vasos de cerveza y cartones, Había suciedad de vómito en las esquinas, Asco.

Aron nos condujo por un pequeño pasillo, la puerta metálica negra se veía al frente, sonreí cuando reconocí la mata de cabello rojizos de mi primo, solté su mano y corri hacía mi primo, abrazándome a el.

–Joder Gnomo, me diste un susto de muerte–Susurro mi primo, me aferró a el, saliendo del lugar.

Mire hacia atrás, Aron estaba poniendo su chaqueta, me miró y hizo una señal de adiós, sonriéndome después, Suspiré, Le debo una.

Mi Problematico novio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora