VI

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.Anaís.

Era una mañana tranquila, el solo estaba un poco oculto por culpa de las nubes gruesas y grises qué se encontraban en el cielo, Hoy sería un día lluvioso.

Suspiré, tomé mi paraguas, y salí, la tranquilidad en mi pecho era casi inexplicable, no sentía miedo, ni terror por lo que pusiera pasar hoy. Ayer pasé toda la noche pensando en si Aron volvería a aparecer y me repetía una y otra vez que si, ¿Como se iría tan pronto?, Él no es estúpido.

Al cruzar la calle, Un auto negro polarizado paro de golpe aún costado mío, del interior de un auto se bajó un hombre gordo y blanco, abrió la puerta trasera y sin mirarme me habló.

-Señorita Anaís Brokets, necesito qué me acompañe, alguien quiere verla-Su voz áspera me hizo temblar, miré a todas partes y nadie nos estaba mirando, Todos estaban haciendo lo suyo.

¿Se les hacía normal esto?, ¿qué un auto frene de improviso y le hable a una jovencita?.

Mire a aquél hombre, quién por cierto, sabía mi nombre y apellido, suspiré al verlo gruñir, y subí al auto, si moría, por lo menos aquella gente desinteresada le diría a mi padre que me vieron.

Él sujeto cerró la puerta y subió al auto sin dirigirme la palabra ni mirarme, sostuve el paraguas con fuerza, mirando a todas partes.

-¿A dónde me llevas?-susurre mirando por sobre su hombro. Él guardo silencio-¿Disculpe?, ¿A dónde me llevas?-volví a preguntar, opteniendo el mismo resultado.

Suspiré y me deje caer.

El fin de, Anaís, la chica amante del violín había llegado.

Llegamos a un lugar no muy transitado, las casas de color blanco inmensas se hacían presentes ante mí vista, eran pocas pero demasiado hermosas, podía oler el olor a dinero desde aquí, miraba por la ventana como un perro mira a una perra en celo.
Él hombre susurro un llegamos, estacionando el auto frente a una inmensa cada color blanco con plata, baje del auto con temor.

No conozco a alguien que viva por aquí y mucho menos que quisiera verme.

Él hombre me tomo del brazo pero antes de avanzar un grito le hizo soltarse.

-Ve y toma así a tú madre Josh-dijo Él.

Aron.

Mis piernas fallaron, Aron apresuró el paso y me sostuvo, con una sonrisa en el rostro.

-¿sorprendida primor?-observo mi rostro por largo tiempo, chasqueo los dedos y aquél hombre nos dejó solos.

Me ayudó a levantarme, y me obligó a caminar junto a él, yo seguía cómo tonta observando todo.

-¿te gusta?-Susurro en mi oído.

-Es demasiado lujo-dije mirando el piso de madera reluciente, la casa estaba pintada de blanco, los muebles eran de un color madera opaco, y los sillones eran de color rojo, era demasiado hermoso para un hombre tan gris.

-Viviremos aquí ahora primor-Susurro de nuevo.

¿Le gustan los susurros?

-vivir?-pregunte mirándolo-¿los dos?, Solos?-pregunte asustada.

-¿Te da miedo?-rio.

-Si, esto puede tomarse como secuestro-

-subiste al auto por tú propio pie, las personas observaron como aquella pequeña niña subió aún auto sin ningún forcejeo, Nadie puede acusarme de nada-rio de nuevo, acariciando mi cabello.

Él tenía razón, pero no entendía por qué aún no se marchaba, por qué me trajo a casa, ¿Qué quiere de mi?.

-¿Qué es lo que quieres de mí?, ¿Dinero?-

Él soltó una gran carcajada, negando con la cabeza, sostuvo el puente de su nariz mirando al suelo.

-observando esto, ¿Crees qué necesito dinero?-volvio a reír. Acarició su cuello y me miro-Te quiero a ti, tú eres lo único que el dinero no puede comprar, es lo único que quiero, soy un hombre solo qué necesita de una pequeña muchacha para sentirme bien en este Porquería de vida-

Lo miré, ¿Por qué una niña con problemas con ejercitarse y charlar?

-¿Por qué no mujeres de tú edad?-pregunte, el suspiró y rodó los ojos.

-esas perras lo único qué buscan es el dinero y poder matarte antes de que hagas cualquier tontería con tu dinero-bufo-Las chicas de tú edad dan amor y se entregan como si nada importará ya, sin pensarlo, y eso me gusta, también pueden moldearse a como uno quiera-acaricio mi rostro, se acercó a mí y río ante mí temblor-y la parte favorita, Ninguna mano a pasado por aquí-lo mire y note que él ya lo estaba haciendo con una sonrisa en su rostro.

¿Estoy en problemas?

Mi Problematico novio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora