VII

9.9K 495 54
                                    

.Anaís.

Eran las doce en punto de la madrugada, aquél enorme reloj colgado en la pared hacía un tick tack, diciéndome "Anaís está en problemas", Aron me había quitado mi celular, lanzandolo al agua, al escucharlo vibrar todo el día, mis padres me llaman y mi hermano me mandaba mensajes. Están demasiados preocupados por mi y el sólo no le importaba nada en lo absoluto, mis dedos dolían al morder las uñas hasta la cutícula, mi pierna temblaba, y sólo deseaba qué él me dejara ir.

—Deja de estar nerviosa—Susurro enojado, dejando una charola de comida frente a mi—ellos se tienen qué dar cuenta qué ahora eres mía.

Suspiré.

No soy de nadie.

—Son mis padres—Defendí, tomando una rebanada de pan con mermelada. No había comido nada desde qué llegué aquí.

—A una mierda los padres, Ya estás grande para poder mandarte sola—Se levantó y camino de nuevo a la cocina, dejándome, por fin, respirar tranquilidad.

—Solo tengo dieciséis—pensé.

Seguí comiendo mi pan, mi estómago gruñó en forma de gracias, Mire hacia una ventana cerca del sillón, Y observé al cielo oscuro y lleno de brillantes estrellas, Suspiré. No debí de haber conocido jamás a este tipo. Unos brazos rodearon mi cintura, su cabeza se recargo en mi hombro, y suspiró.

Estamos demasiado Serca.

—No se qué diablos paso para qué ocurriera esto, pero me aseguraré de qué no te vallas nunca—Gruño, pegandome más a él.

¿Tenemos algún don mi madre y yo?

Ella me contó qué mi padre era demasiado obsesivo con ella y qué apenas y podía moverse sin qué el estuviera atrás de él, mencionó qué de todos modos, Se aman el uno al otro, pero jamás mencionó lo difícil que era llevar a una persona así y mucho menos mencionó si yo podía "enamorarme" de una persona así.

Suspiré de nuevo, quería irme.

Me separé de Aron, y me volví a sentar en aquél gran sillón. ¿Todo aquí era grande?, ¿Le gustaba eso?.

—¿en qué piensas?—pregunto, tocando con una de sus manos mis piernas.

—Quiero irme a casa—Susurre apartando su mano.

Él hizo un gesto enojado, apretando su mano.

—Eres mi novia, no deberías apartar mi mano cuando te toque—Dijo enojado, volviendo a poner su mano en mi pierna, Apretándola con fuerza.

Golpe su mano, levantándome, el hizo lo mismo, mirándome enojado.

—¡Quiero ir a casa!—grite fuerte.

—!No te irás!—Grito de vuelta—No hasta qué aprendas a ser mi novia.

—¡No soy tu novia!—patalee, corriendo hacía la puerta, tratando de abrirla, pero era imposible, la habían asegurado bien.

—Eres mi novia, Te guste o no, Aprenderás a vivir con ello—Susurro Serca de mi, volviendo a tomarme, entre sus brazos, Acaricio mi cabello, importandole poco qué golpeara su pecho, apretó mi cuerpo con más fuerza, tratando de tranquilizarme. Al final, funcionó.

Deje qué me abrazara, escuchando salir de su boca "shh" Tan bajos para qué sólo el y yo los escuchamos, cerré los ojos, no había más opción. Levantó mi Cabeza, haciéndome que lo mirará.

Mi Problematico novio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora