Estaba más que harta de éste lugar. Ya no podía más. La verdad es que nunca me había gustado y nunca me va a gustar. Quería escapar un momento de todo esto y lo único que se me ocurrió fue ir al bosque. Era el único lugar donde me sentía cómoda, hasta que a lo lejos vi una sombra y comencé a correr asustada. Ese alguien logró tomarme de la muñeca y me giró. Sin duda no lo conocía.
¿Qué quieres de mi? -Le dije intentando soltar mi muñeca-
¿Yo? Nada! Simplemente me llamó la atención ver a alguien más por acá. Comenzaste a correr y me preocupé, pensé que estabas en peligro. -Dijo apenado-
Discula, ¿Te conozco? -Pregunté-
Oh, lo siento. Soy nuevo en el internado. Mi nombre es Austin. Un gusto. -Extendió su mano-
Soy Melina, el gusto es mío. -Sonreí un poco tímida y tomé su mano-
¿Cuál es la razón por la huías, más bien, de quien huías? -Dijo un poco preocupado-
Verás Austin, mi historia es un poco larga y no sé si deba contarla. Simplemente tengo miedo. -Desvié mi mirada al piso-
Melina, no pasará nada, puedes confiar en mi. -En sus ojos se veía sinceridad-
Bueno. -Suspiré- Todo empezó el primer día que llegué a este internado. Era la chica nueva, mi mamá trabaja de profesora acá y creo que era una de las razones por la que mucha gente me tenía tanto odio. Esa noche me asignaron una habitación con una chica, era algo extraña. Salió a cenar con sus amigos y me quede sola en el cuarto. Eran las 10:30 cuando escuché unos pasos al entrar a la habitación, y sí, era el. Del que todo el internado hablaba. Nate, Nate De Gecco. El chico más patán de la escuela. Su reputación estaba por los suelos. Y bueno, el entró, se dejó caer sobre mí. El comenzó a besarme desesperadamente. Con una mano agarró mis muñecas y me dejó sin poder moverme. Con la otra comenzó a tocar cada centímetro de mi cuerpo, ya no lo soportaba más. Sus besos mojados tocaron todo mi cuerpo.
Basta Nate. -Grité-
No lo haré. -Dijo, mientras me daba pequeños besos por el cuello-
¿Porqué lo haces? No te he hecho nada. -Dije, tratando de safarme de él-
-Saco de su pantalón su cartera, la abrió y sacó un pequeño sobre de aluminio-
¿Tú crees que yo tendré sexo contigo?
Sí, muchas chicas de acá ya fueron mías por una noche. Faltas tu. -Susurró en mi oído-
Espero y les guste, es una adaptación a otra novela. Todos los días pondré un capítulo. :)
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El internado. El amor no es un juego.
Genç KurguUna gran historia de amor, suspenso, terror y mucho más. No te lo puedes perder. Novela adaptada.