Youth Souls || L.S. ||

Capítulo 9

—Déjame ver si entendí. ¿Habrá una fiesta el viernes porque Edward entró al equipo de football?. Eso es ridículo, nunca hacen fiestas en esta escuela y ahora hacen una en una solo porque un chico entró al equipo. No tengo nada en contra de él, pero es estúpido, lo de la fiesta, obvio.—dijo Louis.

—Número 1: Cualquier razón es buena para hacer una fiesta. Número 2: hubieras visto, el chico juega football como un profesional. En serio, tiene talento.—dijo Troy.—y además... se nota que está loco por mi.

—¿En serio?.— dijo sorprendido William.

—Si... bueno... algo así—dijo tartamudeando— digamos que cuando le pregunté si quería ir a la fiesta conmigo dijo que si le volvía a hablar me metería el escritorio de la Srita. Clain por el...

Sus hermanos estallaron a carcajadas.

—Si. Se nota que lo traes muerto.- dijo Louis con una sonrisa de oreja a oreja y pequeñas lágrimas escurriéndose por los bordes de sus ojos.

—Oh, cállate.

Después de eso salieron del baño y tomaron camino a casa, con Louis y William contando también lo que había pasado en su día.

...(al día siguiente)

—No, Lolo, no podemos poner "Saca las panochas remix" en los altavoces de la escuela.—decía Edward ante una de las locas ideas de su amiga.

—Pero ¿por qué no?.—pararon de caminar cuando vieron la cabellera rubia de su amigo irlandés.—Niall ¿Tú que piensas sobre poner "saca las panochas remix" en los altavoces de la cafetería?.

—Saca las panochas.— empezó a cantar el rubio.

—Saca las panochas.— continuó su amiga.

—Saca las panochas, en cortooooo.—ambos terminaron de cantar entre risas con un rizado mirándolos serio.

—Te lo dije, lo amarán.— dijo Lauren.

Al final el rizado soltó una pequeña risita por las ocurrencias de sus amigos que se borró cuando uno de los trillizos Tomlinson apareció en su rango de visión, mas específicamente, Troy Tomlinson.
Quitó la mueca que se formó en su rostro y caminó hacia él. Había sido un poco grosero el día anterior, tenía que disculparse. Quería disculparse.
Edward no era una persona de pedir perdón ni mucho menos sentir arrepentimiento, pero había algo en el chico que lo hacía sentir realmente arrepentido.

—Hola—dijo el rizado tratando de formar una sonrisa que salió en forma de mueca.

—Hola, Quetim.—dijo el castaño con autosuficiencia en el rostro y una sonrisa burlona. El rizado rodó los ojos.

—Sobre eso, quería pedirte perdón por como te he tratado.—dijo con la mirada abajo, esperando a que el chico le diga que lo perdonó para salir corriendo de ahí.

—Mmm... no me convences.-dijo Troy. El rizado soltó un suspiro.

—Gracias, eso era todo. Adi... ¿Espera qué?

—Dije que no me convences. Convénceme. Convénceme de perdonarte.—respondió el chico con la sonrisa aún presente en su cara.

Edward pudo sentir la ira correr por su cuerpo. Una cosa era pedir perdón y la otra era rogar. Él no iba a hacer eso.

Empezó a caminar lejos de Troy y pudo oír cuando este pronunció du nombre.

—Oh vamos, Ed, era una broma.— dijo aún riéndose.

—¡Qué te den!—gritó el ojiverde sin voltear hacia él. Mostrándole su dedo medio.

—¡Dame tú!— le gritó de regreso el chico y eso hizo que Edward se sonrojara, pero siguió caminando.