12. Reacción confusa

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Aurora

Camino en círculos nerviosa, en una de las salas principales de la empresa. No hay nadie, ya todos se han ido, es el momento perfecto para contar una noticia.

La puerta del ascensor se abre y me sobresalto. Me giro y me encuentro con ese intenso verde, acercándose hacia mí.

—Hola —digo y siento que ya me estoy sonrojando—. ¿Cómo estás?

Sonríe.

—Intrigado. —Mira para todos lados—. ¿Qué es eso tan secreto que no tiene que haber nadie para que hablemos?

Entrelazo mis dedos y bajo la vista, abro la boca despacio.

—Es delicado.

Vuelvo a mirarlo cuando observa su reloj, poniéndose bastante serio.

Se ve que es importante.

—Entonces adelante, tenemos un rato, debo atender un asunto.

—Sí, verás...

—¿Sí? —Ladea la cabeza y vuelve a sonreír, pero sus pensamientos parecen que están en otro lado.

—Bueno, nosotros...

¿Cómo se dicen estas cosas? ¿Por qué es tan difícil? ¿Habrá un método más fácil? Debería ser directa y ya.

Sin contemplaciones.

—Vamos a ser padres.

El silencio se forma en la sala.

Levanta una ceja.

—Disculpa... ¿Qué?

Mis mejillas arden.

—Lo que oíste, no nos cuidamos y estos son los resultados. Hay que comportarse como adultos responsables y hacerse cargo de nuestras acciones, he dicho.

Frunce el ceño.

—¿Dónde está la cámara oculta? Dime que es un chiste. —Mira a un costado y otro.

Presiono mis puños.

—¡No es ningún chiste!

De repente se pone la mano en la cara y bufa.

—Ay, soy un idiota. —Baja su mano—. ¿Cómo no pensé estas cosas? ¿Dónde tengo la cabeza? —Comienza a caminar en círculos pensativo.

—Lo hecho, hecho está. No es momento de lamentarse —expreso y luego explico—. No quiero que pienses que estoy intentando atarte o algo, fuimos muy claro en lo que dijimos en ese momento, pero...

Se gira a mirarme y me interrumpe.

—¿Quién más lo sabe?

—Mis amigas —Frunzo el ceño—. ¿Por qué?

—¿Son de tu confianza?

—¡Claro que sí! ¿A qué viene este cuestionamiento? —expreso confundida—. Una noticia así no se oculta, menos a tus amigas. —Muevo los hombros. De repente se pone a revisar puertas—. ¿Qué haces? —Lo miro desconcertada.

—Me aseguro de que nadie esté escuchando. —Parece agente secreto. No puedo evitar reír—. No es gracioso. —Se me acerca y me sobresalto—. Debes decirles a tus amigas que se callen la boca —advierte.

Frunzo el ceño.

—No comprendo ¿Qué te pasa? Esperaba una reacción menos extraña...

Como un rechazo o una aceptación. Sin embargo, esto es más confuso que algo por el estilo a aquellas dos opciones. 

Destruyendo a Adonis (R#7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora