Destruyendo a Adonis (R#7)

17. Negocios ocultos

Brayton

Parece que Aurora comienza a creerme, aunque también pienso que oculta algo. Sin embargo, no es momento para adivinar qué es lo que piensa una chica.

La dejo en la mansión con los guardias y luego me dirijo a mi casino. Bajo de mi coche cuando llego, entonces me detengo antes de pasar la puerta.

Hay silencio. Demasiado.

De día está cerrado, pero se utiliza para la distribución de la venta de armas, mínimo debería haber un guardia. Entro con cautela. Visualizo al recepcionista muerto.

—¡Jefe! —Aparece corriendo un empleado y le dispara a un atacante que estaba oculto.

—Cedric. —Lo reconozco.

—Hay dos más —me avisa mi hombre de confianza y asiento.

Una vez nos encargamos de ellos, no pudimos interrogar a ninguno, ya que uno murió en el acto y el otro se suicidó.

Prefirió no ser torturado.

—Ya me voy. —Miro la hora—. No pude organizarme aquí, limpia esto —ordeno—, y llámame si hay alguna reunión importante.

Él asiente y me retiro. Me siguen queriendo destruir, pero no lo consiguen. No sé si son idiotas o hay algo más de lo que me estoy perdiendo.

Subo a mi coche y regreso. Estaciono, busco a Aurora y la llevo a su casa.

—Brayton. —Bajo la ventanilla encontrándome con su padre—. Qué grata sorpresa.

—Señor Dorian, encontré a su hija en el camino y la traje hasta aquí —le invento.

Él sonríe.

—Oh, ya veo. —Mira a Aurora un segundo y luego vuelve a mí—. Me alegra que haya gente caballerosa todavía en este mundo. Mandaré a hacer algo delicioso al cocinero ¿Te apetece acompañarnos?

—No creo que...

—Insisto, hablemos de negocios también.

Sonrío.

—Si es así, no puedo rechazarlo.

—Estupendo. —Observa a su hija—. Vamos, Aury —y ella asiente.

Escondo bien mi arma, miro que no haya nada raro y bajo del auto. Mientras no me ataquen cuando como postre, todo bien.