53. Costumbre de familia

3.3K 234 25
                                    

Brayton

Dejo el cigarrillo en la mesa y me siento en mi sillón.

—Aquí ¿Sabes? —Señalo donde estoy—. Aquí mismo me traicionó. —Exhalo el humo que me quedaba.

David me golpea en la cabeza.

—Qué bueno que no eres posesivo como yo, porque sino esto se volvería una catástrofe. —Se ríe y luego se lo piensa—. No eres posesivo, ¿o sí?

Frunzo el ceño.

—¡¡Yo la mato!! —Tiro mi arma con fuerza al suelo.

—¿Cambio la fase o qué? Creí que estabas depresivo, ahora estás enfadado. —Se lo piensa—. Usemos la intensidad de ese enojo, para encontrar a mamá.

Lo miro molesto.

—¿Cómo llegaste hasta aquí? —Presiono mis dientes y luego grito furioso—. ¡Lárgate, déjame en paz!

Sonríe y comienza a explicar aunque yo intento ignorarlo.

—El enemigo nos dejó incomunicados, pero uno de tus mensajes me llegó por suerte. Cuando me enteré iba a tomar el primer vuelo para aquí, sin embargo aunque parezca muy extraño, no quisieron darme boletos hacia Inglaterra, así que tomé un atajo y me fui a Alemania. Mi querido cuñado Pietro, me ayudó a conseguir llegar y Violette me grito en el oído. —Hace una mueca y finge que está sufriendo—. ¡Piedad de mí, piedad! Es que nuestra hermana no ve que soy el mejor para esta misión.

Ahora yo le pego un golpe en la cabeza y él se ríe.

—No te burles de la menor y respetarme que soy tu hermano mayor ¡Y encima tu jefe!

—Sigue soñando. —Hace una carcajada y lo golpeo otra vez—. ¡Auch, esa me dolió!

Comenzamos a golpearnos seguidas veces hasta que de repente Cedric llega.

—¿Qué están haciendo? —dice mi empleado nervioso.

—Costumbre familiar, no te preocupes. —Se ríe David y yo lo golpeo—. ¡Ay, me las pagarás!

—¡Respétame!

—¡Respétate tú!

—¡¿Qué estupidez dices, imbécil?! —Lo zamarreo.

—Es que me das lástima —se burla con esa sonrisa hipócrita.

—¡Esto te va dar lástima! —Le doy un puñetazo otra vez.

—Ya, en serio. —Bufa—. Ya me cansé. —Se ríe y respira agitado, agachándose, sosteniéndose de sus piernas—. Un minuto... ¡Uf! No estoy en forma.

—Yo sí —digo seriamente—. Y voy a destruir lo que se interponga en mi camino. —Presiono mi puño—. Nadie se burla de mí —exclamo con extremo odio.

—Genial, aunque espero no ser yo ese desafortunado. —David se ríe—. Maldita sea, no me gusta cuando estás enojado, das miedo.

Destruyendo a Adonis (R#7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora