Preguntas

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Preguntas

—Esto debe ser una broma... ¿cómo no vas a saber dónde​ está tu propio esposo? —se cruzó de brazos el pequeño, haciendo sonrojar al rubio.

—¿E-e-esposo? —dijo avergonzado.

—Pues claro, tío Enma. Es tu pareja, tu novio, tu esposo... lo que sea que es en este tiempo —se encogió de hombros indiferente.

El color del rostro del jefe Cavallone era del mismo color del cabello de Enma, y a Akira le hizo tanta gracia como a Romario.

—N-no lo sé, ¿vale? —se cruzó de brazos inflando las mejillas y mirando a otro lado—. Somos amigos...

—¿Y Riku? ¿Tampoco lo sabes? —bufó, sin recordar con quién hablaba.

—¿Quién es Riku? —preguntó perdido.

Akira entonces recordó que era imposible que el niño naciera en esa época y sonrió con diversión.

—Qué bonito día, ¿no?

—¡Dímelo! —exclamó con un puchero.

—¿Seguro que quieres saberlo? —sonrió ladinamente.

—¿Por qué no querría? —preguntó molesto.

—A lo mejor no te gusta la respuesta—puso sus manos cruzadas tras su nuca, apoyándose en el asiento de la avioneta.

—Habla —le miró fijamente, y el pequeño rubio sonrió más ampliamente.

—Es alguien que adora a tío Enma... y tío Enma le adora más que a nada. Me atrevería a decir que más que a ti incluso, tío Dino~.

¿Le gustaba ver arder el mundo? Efectivamente, sí.

La cara de su rubio tío era la maldad y los celos personificados. No podía casi contener la risa, parecía que le iban a salir los demonios de un momento a otro. En esos instantes, era más semejante al tío Reborn que nunca.

No sabría si decir que se igualaba al enfado de su tío Tsuna, pero enfadado estaba sin lugar a dudas.

—Romario, averigua dónde está Enma. Y ese tal Riku, se las va a ver conmigo —ordenó con una tétrica voz que hizo a Akira contener otra carcajada.

Y es que Dino tenía derechos para molestarse. ¡No podía ser que su futuro novio/esposo estuviera con alguien más! ¡No lo pensaba permitir!

Viendo el enfado de Dino, Akira sonrió con satisfacción mientras miraba el azul cielo a través de la pequeña ventana del avión.

Cómo se iba a divertir...

•~•

Tsuna no tenía cara para mirar a Kyoya.

Por tanto, mientras este estuviera en la misma habitación, intentaría escapar lo más rápido posible de ahí.

Suspiró, encerrándose en el baño para esquivar las inquisiciones de su tutor diabólico, a quien no se le escapaba una. Era Reborn después de todo, raro hubiera sido que no se percatara de sus sonrojos y escapadas pese a que gran idea se hacía acerca de lo que sucedía... ¡él había colaborado, ahora que no se quejase!

Tuvo incluso que soportar las burlas de Lambo. ¡De Lambo! ¡Eso era el colmo!

Y todo era culpa de ese Sora...

«Mientras se encontraba intentando mitigar una posible pelea entre Hayato y Takeshi a la vez que otra probable disputa entre Kai y Riku, vio de reojo cómo Sora le decía algo a Natsu, quien resopló y asintió, y luego se dirigió a Reborn.

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