♦— Fama —♦
—Hay que encontrar la manera de devolverlos a su tiempo.
Todos miraron a Tsuna con cara de «no me digas».
—Dame-Tsuna, tu inteligencia llega hasta ahí —suspiró Reborn.
—¡Reborn! —se molestó el castaño.
Sora sonrió. Su abuelo y su madre siempre tenían esas discusiones, estaba más que acostumbrado a eso. Sin embargo, su sonrisa se borró poco después al pensar en las consecuencias de volver al pasado: se encontraría con sus padres muy, pero que muy, enfadados con él. Es decir, en cierta forma había sido culpa suya el hecho de que hubiese viajado al pasado, porque había sido él quien se había metido en medio.
Además, todos le habían seguido con la esperanza de encontrarle y regresarle a casa, cosa que les había acabado por poner en la misma situación. Agachó la cabeza y Kei le miró con sus ojos violetas llenos de sospecha.
—¿Qué te pasa, cielito? —se burló, y el castaño le dedicó una mirada digna de haberse heredado de su padre.
—Kei, no estoy para tus bromas —bufó mientras se cruzaba de brazos.
Recibió una colleja por sus palabras, y Sora se alejó un paso, preparándose para lanzarse a la pelea en cuanto el otro diera signos de querer más.
—Eh, tranquilo, no voy a pelear contigo —dijo agitando una mano—. ¿Qué quieres? ¿Que me suicide?
Señaló a todos los mayores de la sala, que estaban distraídos debatiendo acerca de cómo podrían devolver a los niños a su tiempo, con una siempre sarcástica intervención del más burlón de la sala: Akira. Miu y Riku jugaban con Natsu y Roll, Kai hacía malabares para alcanzar unos caramelos de una estantería alta, Akemi y Ame disfrutaban cada uno de la mitad de un bocata de carne que se habían hecho para apaciguar el hambre.
—Ni loco me pongo a pelear después de la bronca que tío Tsuna te echó. ¡Me la puede echar a mí también! ¡O peor...! —hizo un silencio tenso, que hizo que el castaño le prestara más atención—. ¡Podría dejarme sin malvaviscos!
Sora rió. Tsuna era quien daba a Kei y Miu los malvaviscos que su padre nunca les daba (el niño de ojos azul grisáceo tuvo mucho que ver en eso, solo por fastidiar a Kei, aunque este no lo sabía) y, por tanto, los mellizos evitaban en la medida de lo posible hacer enfadar a su tío. No les daría nada bueno.
—Eres tonto.
—Eso lo dices porque tienes embrujado a papá para que te dé todos los malvaviscos que quieras —se cruzó de brazos, denotando así la indignación que le provocaba el que su padre le prestara más atenciones a Sora que a ellos.
—No es que lo tenga embrujado, sino que tengo esto —se tocó un par de veces la cabeza con el índice, y seguidamente le dio un pequeño golpe en la frente a su amigo—. Algo que, para tu desgracia, te falta.
Kei asesinó con la mirada al castaño, que sonrió con arrogancia.
—Me faltará, pero no más de a quien se le olvida hasta cenar por estar jugando videojuegos.
—¡Solo fue una vez! —replicó—. Y tú no me dijiste nada, desgraciado.
—Uh, ahora el listillo necesitan que le recuerden todo —rodó divertido los ojos.
—Te soporto menos de lo que papá a tío piña.
—Es mutuo, no te preocupes —rió Kei, haciendo gala de una de sus ilusiones para hacer aparecer un malvavisco en su mano.
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Intertemporal
FanfictionCuando la Bazooka modificada por Giannini cae sobre Sora, un pequeño castaño de orbes azul grisáceo, es enviado al pasado repentinamente, sin saber cómo o cuándo podría volver. Claro que lo que tampoco sabía era que se encontraría con sus padres cu...