━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Riku
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
Dino al fin veía la espléndida mansión Millefiore a la lejanía, ¡y pensar que tenía que ir hasta tan lejos para encontrar a su pelirrojo!
Bufó mientras miraba por la ventana, ansioso de descubrir quién era el tal Riku.
Y es que se lo imaginaba de muchas maneras: desde uno de esos típicos surfistas salidos de película hasta un zombie monstruoso que tenía hechizados a todos.
Estaba seguro (al menos, quería estarlo) de que no era ninguna de las dos cosas, pero sin una descripción concreta por parte de Akira, su imaginación volaba demasiado.
Su pie se movía en un tic nervioso, y no dejaba de mirar el reloj para saber cuánto tiempo había pasado y cuánto más habría de pasar.
Pensó entonces en que debía conocer al tal Riku. Es decir, si estaba en la mansión Millefiore con el devorador malvavisco, el pacífico Kyoya, el simpático Mukuro y su para nada sádico ex-tutor, debía ser alguien con bastante resistencia mental y que conociera a estos de antemano.
Más bien, que conociera a Tsuna y que no se alejara de él pese al intimidante "padre" y "novio" que tenía, y estaba seguro de que conocía a sus amigos.
Quizá por ello se fijó en su pelirrojo... pero le iba a quitar todas las ganas de acercársele.
Akira había decidido que quería echarse una pequeña siesta y, tras acomodarse con una almohada y manta que creó con sus ilusiones, se había quedado profundamente dormido sobre las piernas del mayor.
Dino sonrió al verlo removerse y le acarició su rubio cabello. Se preguntó entonces cómo sería tener una familia al lado de Enma. Sería hermoso, y solo pensarlo hizo que su rubor ascendiera por sus mejillas.
Escuchó a Romario decir que ya estaban en su destino, y salió de su ensoñación acerca de un posible futuro con el pelirrojo para mirar las impolutas puertas blancas del lugar. Akira finalmente se había despertado, y miraba somnoliento la mansión.
—¿Llegamos? —dijo el pequeño y Dino asintió.
—Sí, aquí es.
—Está más vieja de lo que recuerdo—manta y almohada desaparecieron y el pequeño de orbes verdes abrió la puerta y salió—. Vamos, tío Dino, ¿no quieres conocer a Riku?
Miró a Romario, quien sonrió y asintió, diciéndole sin palabras que se encargaría de anunciar su visita a los guardias que pudieran tomarlo por un intruso. Tras eso, salió y dio la mano a Akira, subiendo los escalones.
Escuchaba unos pocos gritos, nada comparable a los que solía haber en la habitación de Tsuna. Supuso que sería debido a la gran dimensión del lugar, que acallaba un poco el sonido desde la puerta principal.
Y no se equivocó, pues ni bien un par de sirvientes les abrieron, el estruendo sonó aún más que antes. Se preguntó de qué estarían hechas esas puertas.
Según lo que escuchó en su conversación con Enma, Riku estaba dormido y debía de estar en una habitación diferente. Como no sabía cual, se dedicó a abrir puerta a puerta a ver cuál era.
Error. Era un grave error porque ni siquiera se dignaba a tocar, y ya eran tres veces en diez minutos que le tiraban un jabón, un tacón y una chancla gritándole. Entonces era cuando se daba cuenta de que debía llamar, pero al rato se le olvidaba y Akira se divertía mucho como para recordárselo.

ESTÁS LEYENDO
Intertemporal
FanficCuando la Bazooka modificada por Giannini cae sobre Sora, un pequeño castaño de orbes azul grisáceo, es enviado al pasado repentinamente, sin saber cómo o cuándo podría volver. Claro que lo que tampoco sabía era que se encontraría con sus padres cu...