(Marcado)

5.9K 604 48
                                    

-¡¿Qué?! No digas estupideces Stiles. Los hombres no pueden embarazarse. –dice después de salir del asombro, tratando de darle sentido a mis palabras. Deaton nos observa atentamente, mientras revuelve entre sus libros, buscando algo que pueda serme de ayuda en los meses siguientes. –¡Mira que yo dije lo mismo! ¡Y ya vez! –proteste sarcásticamente.

-En realidad...es totalmente posible Scott. –nos interrumpe Alan Deaton, acercándose a mí y posando una mano en mi hombro; como muestra de apoyo moral. –Al menos las criaturas sobrenaturales, pueden embarazar a su pareja destinada sea mujer u hombre. –declara como un profesor a su alumno favorito.

-¿Es...es tan totalmente seguros? ¿Está...está esperando un bebe? –pregunta pasando saliva, abriendo los ojos desmesuradamente. Si la situación no fuera tan seria, me reiría a carcajada batiente de la cara de Scott. Nunca me canso de decirlo Scott es como este cachorro tierno y adorable; pero puedo ser un completo idiota cuando quiere. –Compruébalo por ti mismo –le espete extendiéndole una ecografía. Apenas podría creer que algo tan pequeño estuviera creciendo dentro de mí.

-¡Mierda, Stiles! –exclamo Scott después de ver la imagen, con su tonta cara de cachorro apaleado. –Es totalmente imposible. Es absurdo. –me grita con desesperación; cruzándose de brazos totalmente ofuscado. Me frustra que sea tan escéptico, digo hemos visto demasiadas cosas en los últimos años, para saber que la definición de imposible sea algo en lo que ya no podemos confiar.

No me apetecía pasar por una segunda etapa de negación, menos cuando tenía la prueba más contundente ante mis ojos. Esa misma mañana, me había pasado por el hospital. Melliza ante las sospechas de Deaton, me había realizado pruebas de sangre y una eco-grafía. Misma que Scott sostenía en sus manos con total incredulidad. No admitiré en voz alta haber derramado unas cuantas lágrimas al verla.

-¿Me puedes explicar cómo carajos paso esto? –me cuestiono mi mejor amigo seriamente, acercándose a mí con una expresión pétrea; haciéndome estremecer ante su tono de voz. -¡Y quiero la verdad! –sentencio, con su mejor tono Alfa. De inmediato agache la mirada, era tiempo de confesar.

–Diga, lo que diga. ¿me apoyaras? –tuve que preguntar, podía pasar por esto sin el apoyo de la manada; pero no podría pasarlo sin el apoyo de mi mejor amigo. Levante la vista para mirarlo fijamente a los ojos. Me miro tristemente con sus profundos ojos de chocolate y después de un segundo asintió. -¡Lo hare! –me promete seriamente. Suspiro y asiento conforme.

-¿Recuerdas la noche que pasamos en México? –empiezo sin apartar la mirada, a lo que él asiente otra vez. –¿Recuerdas que desaparecí unas horas? –continúe, a lo que Scott vuelve a asentir. La noche en México fue una noche de muchas revelaciones para mí. Revelaciones de mis propios sentimientos y de lo mucho que había hecho por ignorarlos; cosa que ya no podía seguir, haciendo más.

-Dijiste que saliste a caminar por que no podías dormir, por la adrenalina de todo lo que acabábamos de pasar. –me recuerda seriamente mientras yo retuerzo mis manos de puros nervios. Esa fue la mentira más estúpida que he dicho en mi vida y sin embargo Scott lo dejo pasar. –Pues...mentí. –confieso agachando la cabeza. -Esa noche estuve con...

-Derek. –dice fuerte y claro. Alzo la vista y su expresión me deja sin palabras. Estaba estupefacto una cosa era que Scott supiera que había mentido y otra muy diferente que supiera la verdad de lo que paso esa noche; se suponía que nadie debería saberlo. -¿Lo sabías? –le pregunto con temor y confusión.

–Sí. Pero no te preocupes... solo yo, lo sé. –me asegura, antes de que mede un ataque de pánico. No me había dado cuenta de que mi respiración había empezado a acelerarse, ante sus palabras. Respire despacio una y otra vez tratando de desacelerar el ritmo de mi respiración y mi corazón.

Tu eres mi obsesión *Sterek*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora