Espera interminable...búsqueda interminable

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No pude evitar que un escalofrió recorriera mi espalda, cuando la puerta de metal volvió a abrirse. Apenas habían pasado unas horas desde que tuve mi primera conversación cara a cara, con la maldita bruja de Kate Argent. Mis nervios estaban crispados, instintivamente protegí mi vientre. La mujer delante de mí era peligrosa, lo sabía; incluso sin los instintos de lobo, aun así el lazo con mi cachorro hacia que se me retorciera la tripa de preocupación. Todo mi ser temblaba de miedo pero no por mí; tal vez se debía a que conocía de primera mano todos los crímenes, de la cazadora.

No solo era una maldita psicópata, sino que además llevaba en sus venas la demencia y las enseñanzas de ese anciano decrepito. Me puse de pie, justo en medio de la celda apretando mis manos en puños, apreté fuertemente mis dientes y alce mi barbilla. No le daría el gusto de verme temblar de miedo. Pese a que sabía que era muy improbable había estado buscando la forma de escapar de aquí; pero mis esfuerzos eran nulos, parecía que se habían esforzado en evitar cualquier táctica de escapatoria o rescate.

Sin tomar en cuenta sus sentidos sobrenaturales, ella era una mujer. Una mujer completamente loca, que tenía un obsesivo y enfermizo fetiche por cierto lobo amargado y gruñón. Respire profundamente, una y otra vez, tenía que calmarme; podía ganar tiempo, solo era una amenaza más a la que me enfrentaba, un ser despreciable y vil que no se detendría ante nada, para alcanzar sus objetivos. Nada nuevo.

Por más que quisiera no podía olvidar que también era la responsable de la muerte de casi toda la familia Hale. Por no hablar de la destrucción que había causado en Derek, sin mencionar que le ha disparado, secuestrado y perseguido solo por atormentarlo.

Pensar en Derek causaba un estrujamiento en mi corazón y volvía a ser muy difícil respirar normalmente, sabía lo que iba ser para mi Sourwolf enfrentarse nuevamente con la mujer que le destruyo la vida. La mujer capaz de meterse con un adolescente de dieciséis años cuando ella ya tendría veinticinco.

No podía más que mirarla con el profundo asco y odio que sentía. La misma mujer que desee ver muerta, más de mil veces y la primera persona que quise matar con mis propias manos. -¿Qué sucede, Stiles? -me pregunta Kate con ese tono casi infantil, sonriendo como el gato de Alicia en el país de las maravillas, que juega con su comida. -Todavía no estás dispuesto a cooperar. -dice felizmente, es una afirmación, ella de seguro puede sentir mis emociones bullendo dentro de mí.

-¡Que es lo que quieres! -le exijo nuevamente sin rastro de temor y fulminándola con la mirada. -¿Y a dónde demonios me has arrastrado? -pregunto deliberadamente, sabiendo que no me contestara; pero sin perder nada por intentar. Me observa detenidamente para luego sonreír, sonreír de manera escalofriante; causándome más escalofríos. Esa sonrisa es la maldad pura, así como ella era el demonio personificado.

-Así que no me tienes miedo -dice tranquilamente, mientras empieza a dar vueltas alrededor mío. -No eres ni remotamente tan aterradora como muchos otros psicópatas que yo conozco-. Le aseguro cruzándome de brazos. -Te aseguro que después de conocer personalmente a tu papá, a los calaveras y demás seres mitológicos... tú no podrías causarme ni cosquillas. -afirmo entre dientes. Sorprendiéndome ella se echa a reír a carcajada batiente.

Los ojos de Kate destellan con el brillo verdoso fosforescente. -¿Qué es lo que estás intentando hacer pequeña escoria? Si piensas que haciéndome enfadar conseguirás algo -sisea entre dientes, enseñándome los colmillos -piénsalo dos veces, piénsalo mejor porque no sería muy inteligente de tu parte; a menos que quieras que me deshaga más rápido del pequeño estorbo que cargas. -dice con frialdad.

No puedo negarlo, me tiene agarrado de los cojones, estoy aterrado. Porque se perfectamente que no es una amenaza efímera. Sino una, que es muy capaz de cumplir sin rastro de arrepentimiento. Trague grueso y me hice para atrás, no quería mostrarle temor, pero no permitiría que dañara a mi cachorro. -Veo que nos entendemos -dice con un tono de voz feliz y sonriéndome falsamente. -Ahora, hablemos de lo que nos interesa a ambos. -sugiere.

Tu eres mi obsesión *Sterek*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora