Tu eres mi obsesión *Sterek*

(Recuerdos de un pasado no muy lejano)

La velada fue una mezcla de celebración y revelaciones para todos los presentes. Ambas manadas estaban reunidas por primera vez, en un mismo lugar. Tanto la manada Hale, como la manada MacCall llenaban casi en su totalidad el Loft. Permanecí sentado en la cama con mi taza de té en la mano observando a todos, Liam charlar animadamente con Cora sentados en la sala; Isaac estaba felizmente dormido con la cabeza en el regazo de la loba. Scott junto con Ethan, Jackson y Derek estaban sentados a la mesa poniéndose al día con todo lo relacionado a criaturas sobrenaturales y los ataques recientes. Mientras tanto Malia y Kira practicaban tácticas de defensa en el espacio abierto. Lydia estaba sentada a los pies de la cama con Parrish sentado entre sus piernas.

Los observaba reír y charlar tranquilamente, sin embargo me negaba rotundamente a mirar el perfil de mí...de Derek. Varias veces me percaté de que él me observaba con franca curiosidad, su mirada seguía cada uno de mis movimientos, sentía ese cosquilleo en la nuca que ya se me hacía tan familiar y que me hacía estremecer. Me sentía invadido por mis emociones en conflicto.

Todos estaban felices por el regreso de Derek, y no podía culparlos, yo mismo me sentía más seguro con su simple presencia; aunque lo negaría hasta la muerte. No sabía que había cambiado en él, su porte era más regio y su aura resplandecía poder y majestuosidad. Scott estaba feliz relatando una anécdota. Sabia como se sentía mi mejor amigo, había recuperado a alguien que él consideraba algo así como su hermano mayor. Sin embargo lo conocía lo suficiente para saber que a la vez lo inquietaba su regreso. Le estaba informando de los últimos ataques.

Los demás estaban contentos de que el verdadero guardián de Beacon Hill's hubiera regresado a casa para tomar su lugar, que por derecho le correspondía. Todos estábamos consientes que desde su partida las cosas habían ido de mal en peor. Pero a pesar de todo, yo no sabía cómo sentirme, en mi mente estaba grabado, intacto todo lo sucedido. Derek se había ido a Sudamérica con Braeden para encontrar a la loba del desierto. Braeden "supuesta amiga suya" la misma que me había convencido de su muerte.

La mujer le había pedido que la acompañara en su peligroso viaje y el hecho de que hubiéramos establecido un vínculo apenas unas horas antes de su partida, no pareció importante para a él. Tampoco ayudaba, a mí ya sobajada autoestima, el hecho de que la mercenaria era joven y hermosa además de que yo sabía perfectamente que iba detrás de Derek. Ahora él había regresado, con unos recuerdos muy débiles de todo lo que había sucedido.

Cuando Braeden regreso a Beacon Hill's afligida por la fatídica muerte, de su "novio" Derek Hale; fue cuando comprendí que el vínculo que creí, habíamos establecido, nunca existió. Nunca hubo nada entre Derek... y yo.

Durante las semanas pasadas, me había sentido como alguien irreal, como en una experiencia extra corporal; había estado vomitando todas las mañanas, dejándome débil y muy cansado y a apenas había descubierto que estaba esperando. En seguida empezaron los frecuentes ataques, criaturas sobrenaturales con sed de venganza. Por lo que busque la protección, y refugio en ambas manadas. Sin embargo aunque no quería aceptarlo, la aparición de Braeden me mostro que definitivamente nunca tuvo lugar un nosotros, entre él y yo; necesite todo este tiempo para aceptar con madurez que Derek nunca fue mío, necesite de todo este tiempo para sobreponerme... por el bien de mi pequeño cachorro.

Antes de la aparición de Braeden. Me pasaba las noches llorando, con el corazón en un puño y una opresión en el pecho; culpa de la angustia y el desazón. Tenía miedo. Estaba realmente preocupado por Derek, aterrado de que algo malo le hubiera sucedido. Hacia más o menos un mes que no sabíamos nada de Hale, incluso Scott había estado preocupado por él. Pero después de haberse ido en esa estúpida misión, Derek no había vuelto; y nadie ni siquiera yo, tuvimos la astucia y el valor de detenerlo, de convencerlo que regresara con nosotros. Y lo peor de todo es que lo extrañaba demasiado, me estaba volviendo loco, y de verdad deseaba que volviera a mi lado; al menos, hasta que ella apareció.